Infancia en orfandad

AutorCésar Martínez

Violencia, femicidios y Covid-19 han dejado huérfanos a miles de niñas y niños en el País. Sin datos oficiales sobre cuántos podrían estar en situación de vulnerabilidad, advierten especialistas, se dificulta su atención y la prevención de circunstancias adversas que los orillen a deserción escolar, maltrato y agresión física y sexual.

Romina y Damián quedaron huérfanos el último día de 2016, cuando su madre Campira Camorlinga fue víctima de feminicidio a manos de Jorge Humberto Martínez Cortés, "El Matanovias".

Con apenas dos años y 11 meses de edad, Romina no supo entonces de la ausencia de su madre, mientras que Damián, su hermano de 12 años, lo asimiló, en apariencia, con tranquilidad, pero entrando a la secundaria comenzó a tener episodios depresivos.

Tras el asesinato de Campira en la Ciudad de México, su madre, Margarita Alanís, asumió el cuidado de los menores. Radicada en Acapulco, Guerrero, la mujer de 64 años reconoce en entrevista telefónica que fue difícil regresar a la dinámica de la escuela, los útiles, las tareas, la alimentación, cuidar el ambiente familiar y todo lo que implica tener menores bajo cuidado, luego que ella y su esposo ya estaban retirados, dedicados a cuidarse a sí mismos.

"La niña no lo entendió, solo le dije 'tu mami se durmió y ya no va a poder despertar', y ella me dijo 'no hay problema, abuelita, vamos a llamar al doctor', le dije que su mami ya no iba a despertar nunca, pero se fue a jugar", cuenta.

Fue hasta los cinco años cuando Romina comprendió que su madre había muerto.

A Damián sí le explicaron la circunstancia en la que Campira falleció. El niño ya había perdido a su padre a causa del cáncer; en un inicio, la familia pensó que había asimilado mejor la muerte de su madre, pero en la secundaria comenzó a presentar problemas con su aprovechamiento, los directivos lo tachaban de flojo y su abuela prefirió sacarlo de la escuela pública para cambiarlo a un plantel privado, donde la psicóloga detectó que no era apatía sino que el niño tenía un problema de depresión y lo ayudó a salir adelante.

Romina y Damián, cuyos nombres fueron cambiados para proteger su identidad, son sólo dos de decenas de miles de niñas y niños que han quedado en orfandad a causa de la violencia criminal, los feminicidios o, más recientemente, por la pandemia de Covid-19.

SIN REGISTRO

En México, las autoridades no tienen un registro oficial de cuántos infantes están en la misma circunstancia que los nietos de Margarita Alanís, lo que complica que las instituciones encargadas...

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