Imagen de Prometeo

AutorAndrés Henestrosa
Páginas39-44
SAN FRANCISCO, San Dionisio, San Mateo y
Santa María del Mar, son cuatro pueblos
huabes tirados en la costa del Pacífico, en
el Istmo de Tehuantepec.
La verdad de que los zapotecas son enemi-
gos de sus habitantes, se transmite de gene-
ración en generación desde el día en que
el Dios Rayo, protector de su rey a quien
todavía llaman Tata Rayo, tuvo un disgusto con
el dios de mi otra tradición y cortó el hilo de la
paz con la espada retorcida de un relámpago.
El rey huabe tenía un hijo y una hija el rey zapoteca. El
príncipe y la princesa no se conocían, porque la Laguna Supe-
rior varias veces se desdobla sobre el camino que separa a sus
pueblos. Y el agua es honda y si una piedra cae en ella nadie
la encontrará jamás. Ninguno, sino por una necesidad grande,
se atrevía a cruzarla.
Un día, sin previo aviso, se presentó en palacio una comi-
sión enviada por el Dios Rayo a pedir a la princesa zapoteca
para esposa del príncipe huabe. El rey zapoteca se la negó y
cuentan que su cólera fue tanta que sobre sus orejas bien
pudo quemarse una hoja seca. No lo hubiera hecho nunca,
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Imagen de Prometeo

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