Si Ibargüengoitia viviera...

Jorge Ibargüengoitia (Guanajuato, 1928 - Madrid, 1983) cumpliría 90 años el 22 enero. Con el humor y la ironía como fundamentos, las aportaciones del guanajuatense cruzan los géneros literarios; han sido la base para filmes cinematográficos e inspiración para autores de varias generaciones.

Narrador, dramaturgo, ensayista y periodista, Jorge Ibargüengoitia produjo una vasta obra que ha sido retomada por autores diversos. El escritor Guillermo Sheridan elaboró tres antologías sobre la obra del guanajuatense publicada en forma de columna. Bajo el título de Instrucciones para vivir en México (1990), Sheridan compiló una parte de los artículos que el guanajuatense publicó en Excélsior de 1968 a 1976. Se trata de atículos en los que Ibargüengoitia retrató la mexicanidad en la segunda mitad del siglo XX: la confusa hospitalidad nacional, la afición por los tacos o la frustración de los mexicanos obligados a madrugar sin tiempo ni energía para gestar revoluciones.

A 35 años de su partida, el legado de Ibargüengoitia emerge al leer sus instrucciones para vivir con los pequeños frutos de la Independencia y la Revolución mexicana, las elecciones presidenciales, la democracia y el estilo teatral del sistema priista que, este año, nuevamente se ve sometido al juicio de las urnas.

David Miklos, Antonio Ortuño, Juan Pablo Villalobos y Juan Villoro, autores de distintas generaciones que encuentran en Ibargüengoitia inspiración y aliento, reflexionan sobre su vigencia y recrean su manual de supervivencia, para el México de 2018.

Nuevas instrucciones para vivir en México

DAVID MIKLOS (SAN ANTONIO, TEXAS, 1970)

Sacar al Jorge Ibargüengoitia que, nos guste o no, todos llevamos dentro es la mejor manera de celebrar los 90 años del natalicio del escritor guanajuatense.

En1981 y a los 53 años, Jorge Ibargüengoitia vio publicada la que sería su última novela: Los conspiradores, publicada en España por Argos Vergara, y que luego se llamaría Los pasos de López, editada en 1982 en México bajo el sello de Océano.

Para ese entonces, Ibargüengoitia, nacido en Guanajuato en 1928 y radicado en la Ciudad de México durante muchos años, ya no vivía más en nuestro país sino en París, Francia, junto con su esposa, la pintora Joy Laville.

Así las cosas, cuando el vuelo 11 de Avianca se desplomó en el aeropuerto de Barajas, Madrid, muy lejos de su destino en Bogotá, Colombia, Ibargüengoitia se encontraba en el punto más alto de su carrera como narrador, iniciada en 1964 con la obtención del premio Casa de las Américas por su primera novela, Los relámpagos de agosto.

Antes de la narrativa, Ibargüengoitia se había dedicado, sin mucho éxito, al teatro, y como no se podía vivir nada más de escribir cuentos y novelas, aceptó escribir artículos para Excélsior (hasta 1976, cuando le dieron el golpe a Julio Scherer) y, más adelante, para Vuelta, mismos que han sido recopilados en varios volúmenes, inicialmente curados por Guillermo Sheridan.

De dichos volúmenes, uno lleva un título que mucho nos dice de nuestro autor, para el que todos los seres humanos eran iguales, es decir, idénticos a él mismo: Instrucciones para vivir en México. ¿Cómo lidiar con la idiosincrasia mexicana? ¿Cómo entender nuestro sino histórico, reflejado en nuestro devenir cotidiano? ¿Qué nos hace mexicanos?

Todas las preguntas anteriores fueron respondidas por Ibargüengoitia a través de un humor negro reconcentrado en la historia inmediata de México, es decir, en el presente, que no es muy distinto del pasado ni del futuro: para nuestro autor, el tiempo mexicano era siempre el mismo, así como siempre los mismos éramos los mexicanos, ya fuéramos veladores, generales de división o, lo peor de todo, escritores.

Con todo lo anterior en mente y ahora que se cumplen 90 años del nacimiento de Jorge Ibargüengoitia, pensé que cada uno de nosotros, mexicanas y mexicanos, teníamos en nuestro haber por lo menos una anécdota ibargüengoitizable, por así decirlo. Y lancé un anzuelo al mar de la red para convocarlos.

Pronto, llegaron a mi buzón varios textos y propuestas para llevar a buen puerto el proyecto. Contacté a varios expertos en Ibargüengoitia para ayudarme a consumar el homenaje. Y, si bien todos dijeron que sí, al final decidí que el proyecto...

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