La política exterior mexicana frente “al muro de la verdad”

AutorIliana Rodríguez Santibáñez
Páginas146-150

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Los mexicanos* no obtuvimos la “enchilada completa” en relación a una reforma migratoria completa, en cambio, tendremos el muro en la frontera con Estados Unidos como insumo de construcción de nuestra relación bilateral en los próximos años.

El llamado por los inmigrantes el “muro de la tortilla” no sólo ha sido centro de atención de estudiosos de la frontera norte, ni del interés único de analistas de la política internacional que centran el debate en el tema electoral de Estados Unidos, ni de los defensores de los Derechos Humanos, sino incluso de grupos ecologistas que aseveran que parte de la fauna y flora en esta región será afectada. El impacto del muro en todo sentido y sin duda es negativo.

La política exterior de México ha transitado desde las grandes doctrinas documentadas dictadas desde la Secretaría de Relaciones Exteriores en tiempos pasados como los de Genaro Estrada, hasta la pasividad de los últimos gobiernos; el muro nos confronta con la verdad de nuestra realidad.

En política exterior México siempre ha dado grandes lecciones al mundo, una de ellas la abstención de México para expulsar a Cuba de la Organización de Estados Americanos, sustentada en la internacional Doctrina Estrada.

En México seguimos la Doctrina Estrada, nombrada así por la declaración que hizo el entonces Secretario de Relaciones Exteriores, Genaro Estrada, el 27 de septiembre de 1930, y que cita:

“Con motivo de cambios de régimen ocurridos en algunos países de la América del Sur, el Gobierno de México ha tenido necesidad, una vez más, de decidir la aplicación, por su parte, de la teoría llamada de “reconocimiento” de Gobierno.

Es un hecho muy conocido el de que México ha sufrido como pocos países, hace algunos años, las consecuencias de esa doctrina, que deja al arbitrio de gobiernos extranjeros el pronunciarse sobre la legitimidad o ilegitimidad de otro régimen, produciéndose con ese motivo situaciones en que la capacidad legal o el ascenso nacional de gobiernos o autoridades, parece supeditarse a la opinión de los extraños.

La doctrina de los llamados “reconocimientos” ha sido aplicada a partir de la Gran Guerra, particularmente a naciones de este continente, sin que en muy conocidos casos de cambios de régimen en países de Europa los gobiernos de las naciones hayan reconocido expresamente, por lo cual el sistema ha venido transformándose en una especialidad para las repúblicas latinoamericanas.

Después de un estudio muy atento sobre la materia, el Gobierno de México ha transmitido instrucciones a sus Ministros o encargados de negocios en losPage 147países afectados por las recientes políticas, haciéndoles conocer que México no se pronuncia en el sentido de otorgar reconocimientos porque considera que ésta es una práctica denigrante que, sobre herir la soberanía de otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores pueden ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos, quienes de hecho asumen una actitud de crítica al decidir, favorable o desfavorablemente sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros. En consecuencia, el Gobierno de México se limita a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos y a continuar aceptando, cuando también lo considere procedente, a los similares agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México, sin calificar, ni precipitadamente ni a posteriori, el derecho que tengan las naciones extranjeras para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o...

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