Hombre viejo, pero revitalizado

AutorSineli Santos

El número 19 trae un significado especial en la vida del lanzador sinaloense Oliver Pérez.

Por un lado representa el récord de temporadas para un pelotero mexicano en Grandes Ligas, por el otro, la adaptación a las nuevas exigencias del juego, así como la fortaleza interna que lo motivó a no tirar la toalla.

Son pocos los beisbolistas que construyen una carrera larga y sólida en el mejor beisbol del mundo, y Pérez lo está logrando gracias al trabajo en equipo.

Ya fuera por destino o casualidad, el pitcher de casi 40 años cruzó su camino con el del catcher mexicoamericano Rafael Arroyo en 2008 en un entrenamiento de primavera; pero sería hasta el 2010 en el campamento de los Mets de Nueva York cuando se harían cercanos.

"Ya en 2010 ya lo conocía mejor y me acerqué mucho con él (con Oliver). Desafortunadamente ese año no le fue muy bien y no era uno de los abridores sino que lo querían poner en el bullpen, y platicando más y batallando los dos, vimos la forma de trabajar juntos y ya casi al final de la temporada nos fuimos en invierno a Culiacán para entrenar. Fue algo bien curioso con Oliver, porque los dos empezamos de cero. Él estaba en un nivel muy bajo y yo también", relata Arrroyo en entrevista desde Los Ángeles.

Más allá de lo físico, una de los principales aspectos a mejorar era la confianza en sí mismo. Oliver ya no era aquel joven que debutó en 2002 con los Padres de San Diego, su luz poco a poco comenzaba a extinguirse, al igual que la velocidad en sus rectas.

Y fue ahí cuando Arroyo se puso el mismo objetivo que Pérez, y gracias a sus conocimientos en preparación física, cambió las rutinas de ejercicio al incluir aparatos y el trabajo de todas las partes del cuerpo, además de la alimentación.

"Era una forma muy diferente de entrenamiento porque él me dijo que en México, por la cultura, nada más era tirar y correr, ese era el entrenamiento y no había mucho de hacer cosas de pesas o diferentes movimientos. (Oliver) nunca había hecho pesas, y eso era algo que hizo diferente. Trabajamos con pesas, hicimos sentadillas, desplantes, muchas rotaciones y diferentes cosas, porque la primera vez que lo entrenamos estaba un poco pasado de peso porque acaba de terminar una temporada en Doble A, pero ayudó que él también se abrió para hacer el cambio", agrega el entrenador personal.

La parte mental fue todo un desafío, de nada servía recuperar el físico si los fantasmas de las derrotas seguían persiguiendo al "Paisa", así que encontraron la...

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