Hillary: una alumna aplicada

AutorJosé Díaz Briseño

MERRIFIELD, VIRGINIA.- En medio de modernas tiendas de cristal, cafés gourmet y un cine de arte en el norte del estado de Virginia, Lola Quintela camina con la prisa de una voluntaria que desde 2015 no ha perdido el tiempo en su trabajo para elegir a Hillary Clinton próxima presidenta de Estados Unidos.

Inmigrante boliviana y ciudadana estadounidense desde el 2000, Quintela es parte del ejército de activistas del Partido Demócrata que logró arrebatar Virginia al Partido Republicano en las elecciones presidenciales de 2008 y 2012.

"Yo me crié en dictadura toda mi vida, dictadura militar en Bolivia. De uno a otro, de uno a otro. Pero en mi casa siempre se habló de política", dice Quintela, de 55 años.

Encargada de las firmas para inscribir a Clinton en la competencia en Virginia por la nominación presidencial, Quintela vio recompensado su esfuerzo en marzo, cuando éste y otros estados dieron a la ex esposa del presidente Bill Clinton una clara ventaja sobre su rival, el senador socialista Bernie Sanders.

"Yo siempre la comparo como la mejor alumna del quinto grado: La que hace la tarea impecable, perfecta, los libros forraditos, con sus libros bien subrayados", define Quintela.

Protagonista de las más relevantes batallas políticas de los últimos 30 años, Clinton, sin embargo, enfrenta una grave grieta generacional para amarrar la nominación con más de dos terceras partes de los jóvenes menores a 30 años optando por la revolución política de Sanders.

"Ahora es 'cool' ser de Bernie y ser de Hillary no es 'cool' ", dice Quintela.

Empujada a la izquierda en temas como la educación y los controles a Wall Street por la sorpresiva revolución de Sanders, Clinton es la opción pragmática, reformista que promete proteger la agenda liberal de 8 años del aún presidente Barack Obama.

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Hija de un ex instructor de educación física y una ama de casa, Hillary Diane Rodham nació en 1947 en Chicago, y creció en Park Ridge, un suburbio de clase media; ahí destacó como una "niña modelo" bajo férrea disciplina.

"(Su padre) Hugh impuso una desagradable situación patriarcal y un ritual autoritario en su hogar. Esto sólo fue mitigado por la idea claramente moderna de que Hillary no sería limitada en oportunidades o habilidades por el hecho de ser niña", escribe el periodista Carl Bernstein en su libro Una mujer a cargo (2007).

Rabiosamente anticomunista, Hugh Rodham marcaría a la pequeña Hillary no sólo por despertarla por la madrugada para estudiar matemáticas o por soslayar sus logros escolares, sino por heredarle su pertenencia...

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