La heroína inunda Estados Unidos

AutorCésar Romero

Estados Unidos WASHINGTON.- A simple vista Kathryn es una muchacha como millones en este país. Tiene 19 años y el cuerpo de una tenista profesional. Viste ropa cara y atrevida. Su dentadura es perfecta. Es rubia y de ojos claros.

Pero si uno la mira detenidamente no es difícil descubrir que Kathryn ha conocido a la muerte. Su mirada lo dice incluso mejor que sus propias palabras. "Tengo 19 años, hace cuatro era una una niña de muchas calificaciones de diez en la escuela y una buena jugadora de tenis. Poco después, vivía en la calle, sin poder controlar mi adicción a la heroína. La primera vez que inhalé heroína yo no sabía que era heroína. Pensé que era 'speed'. Primero me espanté, pero luego me dejé llevar por el placer y me gustó. Incluso en la escuela la consumía. La inhalaba antes de clases de geometría e incluso en los entrenamientos de tenis. También usaba drogas en mi carro y en la playa allá en Californiaà Claro, muy pronto ya no me importaba nada, ni mi vida. En ese momento, el siguiente paso para mí era la muerte".

Natural de California, Kathryn Logan habla junto con un grupo de adolescentes ex adictos. Todos blancos, todos de clase media alta. Todos sobrevivientes de la nueva epidemia que recorre este país.

"Mi adicción llegó a un punto en que tenía que robar para poder pagar la droga. Pronto estaba viviendo en la calle. Mis padres no sabían nada de mí. Yo lucía y me sentía horrible. Mi estómago y mi corazón estaban destrozados. Pero hacía cualquier cosa con tal de poder conseguir la droga", recuerda.

En el mundo de las estadísticas, Kathryn es una de diez. El hecho es que el 10 por ciento de los muchachos de entre 12 y 17 años usan alguna droga ilegal por lo menos una vez al mes.

El hecho es que, a pesar de declaraciones de los políticos, a pesar de los 18 mil millones de dólares que se gastan aquí cada año en la "guerra contra el narcotráfico", cada día que pasa la droga es más barata, más pura y está más disponible en prácticamente cualquier lugar del país para quien quiera consumirla.

El doctor Mitchell S. Rosenthal es el médico que sacó a Kathryn del infierno. Es él quien la lleva a hablar al Senado de su país. Dice: "Señores Senadores, es verdad que la heroína viene del extranjero, pero el problema de las adicciones lo tenemos aquí en casa. Y para jóvenes como Kathryn no hay soluciones de bajo costo, no hay atajos químicos, no hay un camino fácil para regresarlos a su vida feliz de muchachos una vez que son rehenes de la...

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