La herencia de don Porfirio

AutorArno Burkholder

Historiador

Porfirio Díaz falleció en París el 2 de julio de 1915. A partir de entonces, el recuerdo del general ha estado presente en la historia de México. En este centenario de su muerte es importante responder tres preguntas: ¿qué pasó con la imagen histórica de Porfirio Díaz en estos 100 años?; ¿cuáles son las diferencias y similitudes entre su régimen y el que vivimos ahora? Y ¿qué puede aprender el México del siglo XXI del México porfirista?

Como señala el historiador inglés Paul Garner (el mayor experto contemporáneo en la figura de Díaz), la imagen del general se transformó en estos 100 años de acuerdo con los cambios políticos que vivió el país. En su afamado estudio Porfirio Díaz. Entre el mito y la historia (1), Garner propone que el recuerdo de Díaz ha pasado por tres grandes etapas: "porfirista", "antiporfirista" y "neoporfirista".

La primera etapa duró de 1876 (cuando Díaz llega al poder) hasta 1910, cuando comienza la Revolución mexicana. En ese periodo se escribieron muchos libros sobre el general, creció un enorme culto a su personalidad y hasta se convirtió en una "estrella" del cine nacional, ya que los primeros filmes lo mostraban cabalgando en Chapultepec o inaugurando diversas obras públicas.

El objetivo era convertir a Díaz en el nuevo padre de la patria, el "héroe de la paz" que al fin había terminado con las guerras y la barbarie que asolaron a México desde su nacimiento como Estado en 1821.

La longevidad del régimen, el orden y el progreso, y especialmente los atributos morales de Díaz eran ensalzados por su gobierno para legitimar sus acciones.

Sin embargo, la Revolución mexicana transformó todo eso. Luego del estallido de 1910, y especialmente durante los festejos por la consumación de la Independencia en 1921, Díaz se convirtió en el gran villano de la historia nacional. Autores como Luis Lara Pardo y John Kenneth Turner contribuyeron a crear la imagen de un Díaz asesino, tiránico y dispuesto a esclavizar a su pueblo para favorecer a la élite porfirista y al capital extranjero.

Hay que enfatizar que esta postura no fue homogénea. A partir del gobierno del presidente Manuel Ávila Camacho, el Estado de la Revolución permitió que hubiera algunas expresiones de "añoranza inocente" por el régimen de Díaz, siempre y cuando no se convirtieran en una crítica al orden establecido. El mejor ejemplo de esto es la película México de mis recuerdos de 1943.

El gobierno de Carlos Salinas de Gortari intentó usar la imagen de...

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