De Harlem a La Habana en Sax

AutorMauricio Hammer

De las calles, callejones y tugurios de Harlem y Kitchen's Hell tomó George Gershwin la inspiración, la materia prima para crear sus música; de las calles y tugurios de La Habana Vieja obtuvo Lecuona las suyas para escribir la suya. Y a la calle volvió la música de estos dos grandes de la música popular, hecha música culta, el domingo por la noche en el Zócalo capitalino entre vendedores de tamales, hot cakes, chicles y paletas, hippies de primera a cuarta generación, familias medio despistadas, jazzófilos que reclamaban a gritos a Paquito (cuando estaba tocando la orquesta) y demás fauna urbana.

Con la ayuda de la Filarmónica de la Ciudad de México (bajo la dirección del cubano Gonzalo Romeu), el apoyo de la cantante puertorriqueña Brenda Feliciano y la contribución del coro Pro Música, el quinteto de Paquito D'Rivera presentó un homenaje a estos dos grandes del Siglo 20 que, además de ser contemporáneos fueron isleños, escribieron cada quien su rapsodia (una azul, la otra negra), conquistaron al público neoyorquino y triunfaron tanto ante la crítica como ante el gran público.

La primera parte, dedicada más bien a Gershwin, comenzó con la orquesta sola interpretando Un americano en París. Desafortunadamente, la sonorización no le hizo justicia y la música se quedó atrapada en un entarimado que se sentía pequeño en el vastísimo escenario del Zócalo.

Hizo luego su aparición el Quinteto y la cosa dio un giro completo. Lo que no llenaron los 90 músicos de la orquesta lo colmaron estos cinco virtuosos en un santiamén y entonces el público se encendió. Apareció también la Feliciano y escuchamos un arreglo llamado De Porgy and Bess y otras músicas, que...

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