Hacia una infraestructura cooperativa: cultura política solidaria en presupuestos participativos

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AutorAntonio Cáñez Cota, Mariano Jorge Beret Rodríguez
CargoDoctor en Política Pública por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (México). Cátedra Conacyt en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (México) acanez@conacyt.mx orcid: https://orcid.org/0000-0002-2473-5648 - Doctor en Derecho por la Universidad CEU San Pablo (España). Cátedra ...
Páginas1-33
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Perfiles Latinoamericanos, 29(58) | 2021 | e-ISSN: 2309-4982
doi: dx.doi.org/10.18504/pl2958-009-2021
Recibido: 23 de agosto de 2019
Aceptado: 20 de noviembre de 2020
Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial
(CC BY-NC) 4.0 Internacional
* Doctor en Política Pública por el Insti tuto Tecnológico y de Estudios Supe riores de Monte rrey (Mé-
xico). Cátedra Conacyt en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social
(México) | acanez@conacyt.mx | orcid: https://orcid.org/0000-0002-2473-5648
** Doctor en Derecho por la Univers idad CEU San Pablo (España). Cátedra Conacyt en el Centro de In-
vestigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (México) | mariano.beret@ciesas.edu.mx |
orcid: https://orcid.org/0000-0001-8663-7982
Hacia una infraestructura cooperativa: cultura
política solidaria en presupuestos participativos
Towards a cooperative infrastructure: political
culture of solidarity in participatory budgeting
Antonio Cáñez-Cota,* Mariano Jorge Beret Rodríguez**
Resumen
Este artículo explora la cultura política inherente en presupuestos participativos. La calidad de la
participación ciudadana está en función de una cultura política solidaria, la cual produce una in-
fraestructura cooperativa propicia para que dicha participación sea más efectiva. La investigación se
basa en una encuesta a 176 personas en vivienda en los municipios de Etzatlán y Acatlán, Jalisco,
México, y se matizan algunos datos con resultados de entrevistas semiestructuradas. Se concluye
constatando una vinculación interdependiente entre la cultura política solidaria (a nivel familiar),
las prácticas organizativas (a nivel de barrio) y la deliberación pública (a nivel municipal).
Pala bras cla ve: cultura política, presupuestos participativos, infraestructura cooperativa, partici-
pación ciudadana, deliberación pública, México
Abstract
The purpose is to explore the political culture inherent in participatory budgeting. The quality of
citizen participation is the existence of a political culture of solidarity, which produces a coopera-
tive infrastructure conduciving this participation to be more effective. This research is based on
a survey of 176 people in housing in the municipalities of Etzatlán and Acatlán, Jalisco, Mexico,
and some data are nuanced with results of semi-structured interviews. It is concluded that there is
an interdependent link between political culture of solidarity (at the family level), organizational
practices (at the neighborhood level), and public deliberation (at the municipal level).
Keywords: political culture, participatory budgeting, cooperative infrastructure, citizen participa-
tion, public deliberation, Mexico.
A. Cáñez-Cota, M. J. Beret Rodríguez | Hacia una infraestructura cooperativa: cultura política solidaria en presu-
puestos participativos | Perfiles Latinoamericanos, 29(58) | FLACSO México
doi: dx.doi.org/10.18504/pl2958-009-2021
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Introducción
La solidaridad y la democracia son producto de la convivencia entre ciuda-
danos y no son una concesión del gobierno. En este sentido, la solidaridad no
es solo un acto caritativo, sino que significa una serie de esfuerzos de coope-
ración ciudadana para alcanzar una mejor convivencia social (Merino, 2013).
Sin embargo, una tendencia contemporánea va en contra de este ideal: el in-
dividualismo extremo basado en el consumo como estilo de vida. Se ha pasado
de individuos que defendían aspiraciones cívicas a individuos enajenados por
la satisfacción individual al menor costo posible, donde participar en asuntos
comunitarios representa un claro sacrificio a la comodidad de preocuparse solo
por lo individual (Camps, 1990).
Una solución a este desafío democrático parece ser la consolidación de una
esfera pública deliberativa, donde ciudadanos libres discuten cara a cara y sin
intermediarios acerca de proyectos colectivos preferidos, que logran incluirse
formalmente en la toma de decisiones pública. Esta idea de lo público busca ser
una opción alternativa a la dicotomía élite-masas, en la que la democratización
es producto de la competencia político-electoral, para dar paso a un paradigma
alternativo, en el que la democratización significa el resultado de las transfor-
maciones políticas y sociales que son producto de la organización comunitaria
y de los debates en la esfera pública (Avritzer, 2002).
El presup uesto participat ivo es un i nstrumento para la consolidaci ón de la
esfera pública deliberativa, que promueve procesos de deliberación abierta para
decidir proyectos comunitarios, contrario a ejercicios de simulación en los que
solo se consulta a la población y se le pide que vote una lista predefinida de obras
públicas (Goldfrank, 2007). Entre más flexibilidad financiera tengan los gobier-
nos que implementan presupuestos participativos, mayor influencia tendrán los
ciudadanos en la selección de proyectos públicos (Wampler, 2007). Un aspecto
central en estos procesos de democracia deliberativa es el hecho de que la par-
ticipación política se toma como un elemento sustantivo y no solo simbólico
de los asuntos públicos, de tal modo que sea la persuasión y no la coerción el
común denominador de la deliberación pública (Dryzek, 2000).
En la práctica, buena parte de los ejercicios de presupuesto participativo
han sido promovidos por gobiernos municipales que buscan el respaldo popular
enarbolando discursos de “acciones innovadoras y democráticas”, sin embargo,
muchos de esos ejercicios no han sido propiamente instrumentos deliberativos.
Los presupuestos participativos se han llevado a cabo, principalmente, en países
de bajos ingresos, en los que el desencanto con la democracia se relaciona con
la incapacidad de los gobiernos para resolver los problemas básicos; contrario
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puestos participativos | Perfiles Latinoamericanos, 29(58) | FLACSO México
doi: dx.doi.org/10.18504/pl2958-009-2021
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al caso de países de altos ingresos, donde el desencanto con la democracia ha
sido por la incapacidad de los gobiernos de incluir la participación ciudadana
en las políticas públicas. Cabe destacar que los gobiernos de países en vías de
desarrollo han estado impulsando estos ejercicios participativos sin haber re-
suelto los compromisos constitucionales más básicos (Moynihan, 2007). En
general, el contexto latinoamericano presenta un clima democrático de exclusión
e incapacidad gubernamental, que se ve reflejado en los índices de desigual-
dad social, desigualdad que condiciona la implementación de los presupuestos
participativos. Esto se ve muy claro cuando los actores con mayor capacidad
dialógica tienen mayor poder de argumentación y persuasión en la búsqueda
de sus intereses (Bourdieu, 1994).
En este sentido, es necesario tomar en cuenta la cultura política de cada
contexto en el que se pretende aplicar un presupuesto participativo. Por ejem-
plo, la fundación de las principales ciudades de Estados Unidos de América se
llevó a cabo mediante asambleas de pueblo, donde se tomaban las decisiones
de gobierno. No obstante, no todo fue armónico en estas reuniones, ya que
también existieron facciones que lucharon por imponer sus ideas e intereses. En
Quincy hubo disputas de clases entre inmigrantes y nativos, lo que llevó a optar
por un gobierno representativo y abolir su democracia directa (Kotler, 2005).
El pensamiento político latinoamericano tiene una marcada influencia ibérica
y estadounidense, sobre todo en la incorporación de la lógica capitalista, con
todo y la cultura posmoderna y su crisis de identidad, lo que ha complicado
construir identidades colectivas (Lechner, 1987b). No obstante, dicha influen-
cia no es completa, ya que las tradiciones políticas latinoamericanas tienen sus
propias inercias. El contexto latinoamericano, a pesar de haber adoptado formas
democráticas anglosajonas como el Estado liberal, cuenta con una historia de
individuos enredados en relaciones de sumisión y pasividad —ya sea por el Es-
tado o el mercado—, más que con una historia de individuos libres y activos,
como supone la teoría (Del Bufalo, 1996).
Además de las característi cas propias de los países latinoameric anos, hay
influencias internacionales más amplias. Ante esto, cabe preguntarse: ¿estamos
en la modernidad o en la posmodernidad política? De acuerdo con Del Águi-
la (1987), una frase característica de la modernidad es “protesta y sobrevive”,
mientras que en la posmodernidad es “adáptate y sobrevive”. Mientras en la
modernidad se protesta ante las reglas, en colectivos y masas; en la posmoderni-
dad se juega con las reglas sin creérselas, en lo individual y con un cierto grado
de cinismo. En este sentido, las democracias latinoamericanas se encuentran en
tensión constante entre una posmodernidad en desarrollo y una modernidad
que niega a irse por completo (Lechner, 1987b). El presente artículo se encuen-
tra motivado justo en esta tensión dinámica y busca aportar evidencia empírica

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