La guerra social venezolana

AutorJuan Bosch
Páginas541-568
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Las luchas de independencia en los territorios españoles del Caribe
comenzaron desatando la pavorosa guerra social de Venezuela, hecha
por la masa del pueblo –españoles del común, canarios, pardos, zam-
bos, negros libres y esclavos– contra los criollos todopoderosos.
Quienes iniciaron las luchas fueron los sectores de lo que hoy lla-
maríamos la extrema derecha, los terratenientes esclavistas; y en aque-
llos lugares donde esa clase tenía círculos aristocráticos, las comenza-
ron éstos, o por lo menos, ellos las encabezaron. Eso es lo que explica
que las masas populares se pusieran frente a los iniciadores de la in-
dependencia y del lado realista, pues la monarquía borbónica, que te-
nía 110 años de historia, era infinitamente más avanzada que los amos
de tierras y esclavos del Caribe español, y muy a menudo les imponía
limitaciones a sus desafueros y amparaba a los sectores sociales del
pueblo contra los abusos de los poderosos. Por su parte, los terratenien-
tes esclavistas, que se habían acostumbrado a las libertades económicas
que habían dado los reyes Borbones a sus territorios de la región, que-
rían el poder político –y nada menos que todo el poder político
para ellos solos, no para compartirlo con ninguna otra clase. Habían
visto que en la América del Norte se había hecho la independencia y
el poder había caído en manos de grandes terratenientes dueños de
esclavos y ellos querían disfrutar de una situación similar a la de sus
congéneres de Estados Unidos.
En pocas palabras, el movimiento de independencia en el Caribe
español tuvo su origen en los círculos más reaccionarios, por lo menos
en sus primeros años. Los historiadores, los poetas, los escritores de
Capítulo XIX
La guerra social venezolana
Juan Bosch
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esa región del mundo lograron engañar durante más de un siglo a infi-
nidad de gente presentando ese movimiento con colores brillantes,
pero en el momento en que se produjo nadie pudo engañar a las masas
de los pueblos; esas masas se dieron cuenta de la verdad desde el día
mismo en que vieron a los grandes señores del cacao, del azúcar y del
añil al frente de las juntas que se formaron con el pretexto de mantener
y defender los derechos de Fernando VII. Pasarían años antes de que el
agotamiento de la guerra social y el genio político de Bolívar provoca-
ran la incorporación de las masas a la lucha por la independencia.
En sus inicios, las luchas fueron aisladas y hasta en un mismo
territorio se produjeron movimientos diferentes. Eso dependía de la
composición social de cada lugar, de la mayor o menor autoridad de
los líderes. Pero la agitación fue general, excepto, tal vez, en Cuba y
Puerto Rico. En Santo Domingo, como sabemos, acabó en la expulsión
de los franceses y la reincorporación a España; en Nueva Granada pro-
vocaría desde el primer momento no sólo acciones de guerra contra
españoles y neogranadinos realistas, sino además una guerra civil en-
tre republicanos; en Venezuela iba a desatar una guerra social de pro-
porciones abrumadoras.
Entre fines de 1810 y marzo de 1811, la presión independentista
fue más fuerte en Caracas, adonde Miranda había llegado en el mes de
diciembre invitado por el joven Simón Bolívar, que había sido el repre-
sentante de la Junta de Caracas en Londres. Los patricios de Bogotá
–conocida todavía en esos años con el nombre de Santa Fe– establecie-
ron el Estado de Cundinamarca, presidido por Jorge Tadeo Lozano, que
debía ser uno más de los que formarían la confederación en las Provin-
cias Unidas de Nueva Granada, cuya constitución comenzó a ser ela-
borada inmediatamente. Por su parte, Cartagena se negó a reconocer
autoridad alguna a las cortes españolas, y mientras tanto en la región
sudoeste del país se inició una lucha armada entre republicanos y rea-
listas, estos últimos mandados por el gobernador español de Popayán,
el general Tacón.
A medida que avanzaba el año de 1811 se producían rebeliones de
esclavos en la región central de Venezuela, y cuando el Congreso
reunido en Caracas proclamó el 5 de julio la independencia del país y
su organización como república federal, la respuesta popular fue una

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