Una guerra que desempolva al movimiento de los no alineados

AutorJean-Luc Maurer

La guerra que Rusia emprendió contra Ucrania el pasado 24 de febrero ya cumplió cuatro meses y al parecer no va a acabar pronto. Pero más allá de la unanimidad con la que los países del bloque occidental -integrantes de la Unión Europea, de la OTAN y aliados tradicionales de Estados Unidos en Asia oriental y Oceanía-condenaron esa invasión brutal y los crímenes de guerra y contra la humanidad que conlleva, la comunidad internacional sigue muy dividida en cuanto a la actitud que debe adoptar ante el conflicto.

De hecho, los dirigentes de numerosas naciones de la ONU -que pertenecen en su mayoría al histórico Grupo de los 77, creado en 1964 para promover el desarrollo de los "países del sur"- manifiestan su escepticismo, dudan en condenar a Rusia y prefieren optar por una neutralidad que a primera vista puede resultar difícil de entender.

En un primer momento la conmoción provocada por esa agresión suscitó una condena relativamente unánime. Así, el 2 de marzo la Asamblea General de la ONU votó una primera resolución que exigió de Rusia "el retiro inmediato, completo y sin condición de todas sus fuerzas militares" y obtuvo una mayoría aplastante con 141 votos a favor, cinco en contra y 35 abstenciones.

Los cinco opositores fueron, sin sorpresa, Rusia misma, su vasallo de Bielorrusia, así como Siria y Eritrea, dos regímenes dictatoriales excluidos de la comunidad internacional y que dependen de Moscú, y finalmente la siniestra Corea del Norte.

Sin embargo, entre los 35 países que se abstuvieron ya se encontraban actores internacionales de mucho peso, como China, la India y también Pakistán, Sudáfrica y Argelia.

El 7 de abril, cuando la Asamblea General sometió a votación una segunda resolución que proponía excluir a Rusia del Consejo de Derechos Humanos, sólo 93 países se pronunciaron a favor, 24 en contra y 58 decidieron abstenerse.

Entre los 24 que votaron en contra estaban los que habían apoyado a Rusia anteriormente, pero también muchos países asiáticos. Encabezó el grupo China, siguieron los "hermanos" comunistas de Viet-nam y Laos, así como todas las exrepúblicas soviéticas de Asia Central, los aliados naturales americanos -Cuba y Nicaragua-y países africanos como Argelia, Malí, Congo o Etiopía.

Lo más relevante, sin embargo, es el número de abstencionistas. Entre ellos se encuentran la mayoría de los pesos pesados demográficos y políticos no occidentales: India, Pakistán, Bangladesh, Tailandia, Brasil, México, Egipto, Sudáfrica, Nigeria, Angola, Mozambique, Arabia Saudita, Qa-tar y Omán. Seis de ellos -India, Brasil, México, Sudáfrica y Arabia Saudita- pertenecen inclusive al G20, que en este momento está más dividido que nunca debido a la guerra y al apoyo de China a Rusia.

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