Guadalupe Loaeza / ¡Todos de pie!

AutorGuadalupe Loaeza

¿De dónde diablos sacaremos los mexicanos tanta energía? Crisis van y crisis vienen, y nosotros seguimos igual de vitales y generosos (cómo olvidar la respuesta de miles de jóvenes en los pasados sismos). Basta con que nos unamos ante una causa humanitaria y justa para que de inmediato respondamos según nuestras posibilidades. Lo importante es ayudar y no ser indiferentes especialmente con los padres sin recursos de niños con diferentes discapacidades. Si el Estado no ve por ellos, ¿entonces quién? ¿De dónde van a sacar dinero para tratamientos costosísimos? ¿A qué doctor, y de qué especialidad, deben de acudir? ¿Cómo involucrarse emocionalmente con un hijo o una hija que no sabe caminar a pesar de que ya tiene 10 años? ¿Qué hacen las mamás solteras que tienen este problema y que no tienen a quién recurrir? ¿Qué hacen las que tienen muchos hijos más y que por añadidura tienen que trabajar? Ante tanta adversidad, ¿qué pensarán estas madres cuando se enteran de todo el dinero que se embolsan los políticos y que a ellas no les alcanza ni para el pasaje para llevar a su hijo o hija al médico?

Afortunadamente, estas familias ya no están solas. Esto lo corroboramos el sábado pasado con el Teletón, gracias a su Fundación creada hace 20 años y a sus 22 centros de rehabilitación, un centro de autismo y un hospital infantil de cáncer (que está entre los cinco mejores del mundo), además de la Universidad Teletón; el sábado se superó la meta económica. Una vez más los y las mexicanas decidimos apoyar una fundación que sí da resultados y que estos son tan evidentes, que no podemos más que ponernos de pie para dar las gracias. Todo el mundo sabe lo anterior, pero me permito repetirlo con conocimiento de causa porque conozco a Fernando Landeros, fundador y presidente de Teletón México. Lo conocí hace muchos años. Si mal no recuerdo fue en 1984, en una pequeña oficina de Paseo de la Reforma cuando fundó "Gente Nueva". Fui a verlo para que me platicara de su fundación. Entonces él tenía 20 años y recuerdo haberme conmovido mucho ante ese muchacho, bien parecido y de ojos claros, con tantas ganas de ayudar. Desde entonces, Fernando no ha parado, no ha dejado de trabajar en su afán por mejorar a su país. Ahora que es padre de tres hijos, Natalia, Fernando y Pablo, tengo la...

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