Gestación de la filosofía contemporánea

AutorRubén Pacheco Inclán
Cargo del AutorEgresado por la UNITEC como Licenciado en Derecho
Páginas116-128
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LECCIONES DE ÉTICA. Conociendo el proceso histórico
El siglo XVIII es siglo de Kant, es decir, la marcha del pensamiento por recon-
quistar su sitio en la explicación y comprensión del universo, signicación y
sentido de la vida humana. En los días de Kant, el progreso de las ciencias
de la naturaleza fue fomentando una imagen materialista del mundo, y tanto más
cuanto que no había losofía alguna que fuera capaz de ofrecer resistencia. La tarea
de Kant consistió en salvar el espíritu, el saber, la moral, sin renunciar por ello a nin-
guno de los principios fundamentales del pensamiento moderno. Acogió en primer
lugar todo el mecanicismo que, en su opinión, regía en el ser del mundo empírico, sin
exceptuar al pensamiento subjetivo.
Por este mundo mismo es, para él, resultado de una síntesis que establece el sujeto
trascendental sobre la masa informe de las sensaciones. Tenemos así la losofía mo-
derna, el mecanicismo y el subjetivismo. Debe su estructura a un conceptualismo ra-
dical: el espíritu, como principio plasmador, crea el contenido inteligible del mundo,
un contenido que, por otra parte, se resuelve en puras relaciones. Así la realidad re-
sulta desgarrada en dos zonas, el mundo empírico, fenoménico, sometido sin reservas
a las leyes de la mecánica, y el mundo de la cosa en sí, del noúmeno, que es racional-
mente incognoscible. Kant prestó al pensamiento moderno su forma más valedera y
su expresión más completa, pero inició al mismo tiempo su fatal ocaso.
El siglo XIX encuentra en Kant su fuente. Kant niega la posibilidad de cualquier
tipo de metafísica racional y no le deja al conocimiento más que dos caminos: se po-
dría a trabajar la realidad con los métodos de la ciencia, y en tal caso, la losofía se
convertía en una síntesis de los resultados de las diversas ciencias particulares; pero
también podía uno atender a los procesos que conguran la realidad como principios
plasmadores del espíritu y, en tal caso, la losofía se convertía en un análisis de la gé-
nesis o devenir de la idea. Y, de hecho, las dos grandes corrientes losócas del siglo
XIX desenvolvieron ambas posibilidades. El positivismo y el materialismo limitan la
tarea losóca a una síntesis, en que se intenta explicar la realidad como el producto
de un movimiento del pensamiento.
EL ROMANTICISMO
Hubo otro factor que actuó también a comienzos del siglo XIX, factor que más tarde
habría de desempeñar su papel: el ROMANTICISMO. Se trata de un movimien-
to con múltiples capas y difícil de ser denido. Pero, sin una excesiva simplicación,
podemos decir que su característica esencial consiste en una acentuación de la vida
y del espíritu que se comprende como una reacción y oposición a las doctrinas me-
canicistas. Kant había tratado de superar las consecuencias de esta doctrina por la

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