La Geolocalización en la Regulación Procesal Penal
| Autor | Dr. Alberto Enrique Nava Garcés |
| Cargo | Doctor en Derecho. Profesor de Derecho Penal en la UNAM. Miembro del SNI |
| Páginas | 16-20 |
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El tema de la geolocalización establecida en la norma procesal penal como una herramienta más para la investigación del delito, genera gran polémica. Las nuevas generaciones no están dispuestas a ceder parte de su privacidad y de ese ambiente, aparentemente neutro, que encuentran en la red mediante dispositivos móviles que existen en el mercado para mejorar la comunicación. Sin embargo, los teléfonos inteligentes y el ingreso habitual al ciberespacio, permiten que el usuario se autogeolocalice.
Dentro de las principales redes sociales en internet están Facebook, Linkedin, Orkut, Yahoo Respuestas, Flickr, Myspace, YouTube y Twitter. Cada una posee características propias y un estilo particular en lograr la comunicación entre sus usuarios. Para el tema que nos ocupa, es importante señalar que en muchas de ellas, existe una función en la que se puede compartir la ubicación. Face-book (la más importante y numerosa), así como Twitter (la más dinámica), cuentan con esta característica por la que, desde el equipo utilizado y con un margen de error de unos cuantos metros, se puede establecer el lugar en donde se encuentra el usuario. De entre las redes más comunes hay algunas especializadas en la ubicación, como aquellas que auxilian a encontrar una ruta entre 2 puntos (Waze, Navigon, Google Maps, etc.), las cuales, además, generan, con el uso habitual, un patrón de rutas.
Destaco Foursquare (Swarm ), creada en 2008 y que realiza el check-in de los distintos lugares que el usuario visita (restaurantes, hoteles, aeropuertos, espectáculos, escuelas, supermercados, comercios de distinta índole y nivel) y se autogeolocaliza para los integrantes de su red. Las personas tienen la posibilidad de dejar comentarios e imágenes sobre el sitio, ya sea para recomendarlo o no, las opiniones pueden consultarse aún cuando no esté en el mismo grupo.
Por otra parte, la nueva generación de smartphones registra la huella del usuario para que éste pueda utilizarla como medio de identificación y acceso a las aplicaciones, o bien, como medio de pago. En cualquier caso, la operación permite un alto grado de certeza para contar con un registro. En ese tenor, la geolocalización proviene del equipo utilizado y se potencia con el uso de las redes, en donde, con más frecuencia, los usuarios deciden compartir su ubicación, motivo por el cual no debería sorprender que la autoridad pretenda regular lo que en otro tiempo ya ocurría, pero sin que pudiese aportarse en juicio por la violación a la privacidad.
A la par del desarrollo de las distintas tecnologías, éstas se han convertido en herramientas usuales para facilitar la comisión de distintos ilícitos. No se trata de criminalizar el medio, pero sí de tomar conciencia de que la persecución de los delitos no puede quedar en desventaja frente a quienes lo utilizan de manera habitual, al margen de la ley. Cuando una persona es víctima de secuestro, para la autoridad es muy importante identificar la ubicación del celular además, de que el tiempo para realizarlo es limitado. Cada minuto que pasa cuenta mucho, pues la víctima es trasladada y resulta esencial, por lo menos, conocer su última ubicación. Por otro lado, con frecuencia, el propio teléfono es utilizado para iniciar la comunicación con quienes podrían pagar el rescate. ¿Por qué, entonces, se espera que la autoridad persecutora del delito tenga que
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pasar por filtros que amplían el margen de distancia o tiempo para poder actuar con eficacia? En particular, considero que las disposiciones relativas a la geolocalización se establecen para que la autoridad pueda cumplir cabal-mente con su cometido.
El 17 de abril de 2012, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la adición al Código Federal de Procedimientos Penales, el artículo 133 Quáter, que señala:
Artículo 133 Quáter.- "Tratándose de...
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