'Ganó la eternidad'

AutorIsrael Sánchez

"El mercado de La Lagunilla lo hizo el hijo de Levitas", se comentaba entre la gente durante la segunda mitad de los años 60.

Levitas era el mote de J. Max Ramírez, quien vendía libros de segunda mano al frente del Sagrario Metropolitano, acompañado de un pequeño hijo al que no tenía con quién encargar.

Ese niño que padeció junto a su padre las precarias condiciones del comercio ambulante sería el mismo que en el futuro, además de dar vida a obras emblemáticas de la Ciudad de México, como el Estadio Azteca, el Museo Nacional de Antropología o la Basílica de Guadalupe, otorgaría a los comerciantes del barrio un espacio digno: Pedro Ramírez Vázquez, arquitecto cuyo centenario se recuerda hoy.

"Se hacían mercados públicos, pero la gente no quería meterse", explica en entrevista Javier Ramírez Campuzano, hijo del proyectista.

"Pero si lo pones en un lugar estratégico, si vas a ser propietario de tu espacio y, a la vez, vas a contar con servicios, pues es distinto.

"A los mercados se les incorporó guardería, se les incorporó un lugar para tianguis de fin de semana, baños -y quiero decir no sólo sanitarios, sino regaderas-. Sólo así la gente accedió a dejar la calle".

Ya sea el de la Lagunilla, Tepito, Coyoacán, Anáhuac, Balbuena, San Pedro de los Pinos o cualquiera de los 22 mercados que diseñó, el arquitecto había hallado una solución a un problema local, haciendo gala del sentido social que caracterizaría su labor a lo largo de los años, de esa imperiosa necesidad de dignificar a los ocupantes del espacio, fuera el que fuera, recuerda su hijo, también arquitecto.

Mientras recorre la casa de Ramírez Vázquez (16 de abril de 1919 - 16 de abril de 2013), un impresionante recinto casi museístico con cientos de reconocimientos, piezas prehispánicas, arte sacro, fotografías y memorabilia de toda clase, Ramírez Campuzano evoca las facetas menos conocidas de esa figura universal, que lo mismo organizó los Juegos Olímpicos de México 68 o fundó la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

"Con todo mundo tenía proyectos; diseñó una mascada estampada en seda con Silvia Pinal. Con todo mundo tenía mitote", ejemplifica.

En lo escolar, la UAM y las 35 mil aula-casas rurales levantadas a lo largo del País, y extendidas a regiones como la ex Yugoslavia, Cuba o Argentina, suelen ser el referente inmediato.

Sin embargo, el arquitecto también legó la Escuela Técnica Industrial Álvaro Obregón, en Monterrey, y la Academia Comunitaria Benito Juárez en Chicago...

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