FRICASÉ / Educación alimentaria

AutorEl Abogado del Pueblo

Qué bueno que en México tenemos ONGs como Red por los Derechos de la Infancia y El Poder del Consumidor, porque gracias a ellas pudimos los padres de familia mexicanos enterarnos, gracias a un estudio realizado en nueve escuelas del País, que en nuestros planteles se siguen consumiendo bebidas azucaradas y comida chatarra.

Según el estudio de El Poder del Consumidor, en esta muestra de escuelas, el 63 por ciento de las bebidas que se ofrecen son azucaradas y el 51 por ciento de la comida es chatarra.

Ello pese a que hace cuatro años se promovió una ley de salud para reducir el consumo de alimentos considerados nocivos para la salud de nuestros niños en lo que se refiere a obesidad (promotora de la diabetes y problemas cardiovasculares).

Para este su H. servilleta la ley que obligaba que comieran más saludable nuestros niños no sirvió para nada, porque está mal hecha y porque pretende acabar con COSTUMBRES que son más poderosas que cualquier ley.

Para nosotros el que los niños coman bien, es decir, saludable, es un problema de educación infantil, no de leyes.

Además, es importante considerar que nada es más atractivo -para un niño y para no pocos adultos- que lo prohibido.

No tiene sentido cargar con una ley que es letra muerta: a ningún niño -por más ley que haya- le van a quitar su Coca-Cola.

A lo que debemos aspirar es no a quitársela, sino a enseñarle MODERACIÓN.

Está bien tomarte UNA Coca, pero no está bien zumbarte una CAJA de Cocas diaria (o cualquier bebida azucarada).

El promedio de consumo per cápita anual en México es de 170 litros de bebidas azucaradas, y no es que debamos prohibirlas, es que debemos enseñar los méritos de la moderación.

Una bolsita de frituras no hace daño: comer puras frituras todo el santo día (o panes enchocolatados y glaseados) probablemente sí, de manera que para nosotros ha faltado concientizar a la niñez mediante -¡oh, paradoja!- un programa educativo dentro de las escuelas respecto a NO ABUSAR de los alimentos que en consumo excesivo pueden causar daño a mediano y largo plazo.

Ahora bien, es preciso remarcar que las azúcares artificiales no necesariamente son la solución a la sustitución del azúcar.

Hay numerosos estudios que indican que el alto consumo de sacarina o aspartame (azúcares artificiales) es dañino y promueve, en lugar de combatir, la obesidad.

El tema es delicado y no creemos que sea uno que se deba legislar por el Gobierno.

Por ejemplo, demonizando las sodas, o a las compañías que las...

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