Francisco Moreno Sánchez / Covid largo

AutorFrancisco Moreno Sánchez

Lo difícil de entender resulta más fácil de ignorar. Esa frase resumiría lo que ha sido el descubrimiento y la aceptación de la ciencia de una secuela que la pandemia de estos dos años y medio ha dejado en muchas personas que han padecido la enfermedad.

Cuando un paciente llega a mi consulta y me pregunta: ¿por qué tengo las piernas hinchadas si lo que tengo mal es el corazón?, puedo explicarle que el corazón es una bomba que expulsa el líquido que recibe hacia todo el cuerpo, cuando ese aparato no funciona bien será incapaz de sacar todo ese fluido y este de estancará en las zonas donde la gravedad hace que se acumule y por ende se hinchen las piernas. A través del estudio del aparato cardiovascular uno entiende lo que sucede y por lo tanto es solo explicarlo con un lenguaje que pueda ser accesible al enfermo.

Pero qué sucede cuando una joven de 24 años que acaba de aplicar para la maestría de arquitectura, acude a los seis meses de haber tenido Covid asintomático, con múltiples estudios de sangre y rayos X, todos normales y te pregunta: ¿por qué no tengo energía para levantarme de la cama y cuando lo logro no puedo ni si quiera completar mi solicitud de beca para la maestría porque no recuerdo mi código postal? Uno tiene que ser humilde y decir, tienes Covid largo y estamos intentando entender la enfermedad y buscando formas para ayudar a pacientes como tú.

En mayo del 2020, una arqueóloga de Inglaterra enviaba un tweet en el que describía síntomas que se presentaban semanas después de haber tenido la infección y que no le permitían realizar una vida normal. Elisa Perego, esa mujer que no entendía lo que pasaba y que no encontraba en sus médicos una explicación le llamó "Covid largo" a ese estado en el que transitaba sin ser escuchada.

Los médicos nos encontrábamos en medio de una tormenta en el mar, donde lo que intentabas era que los que se encontraban a bordo del barco no cayeran al mar, no se infectaran, y los que habían caído, no se ahogaran. Era como si aquellos que ya habían llegado a la orilla y salían caminando del mar ya hubieran superado la enfermedad. Nos gritaban que no estaban bien, pero no los escuchábamos porque estábamos enfrascados en una lucha que parecía no tener fin.

Fue hasta 3 meses después del grito de ayuda de Elisa que la Organización Mundial de la Salud decidió realizar una reunión para atender a estas personas. El 13 de noviembre del 2020 el centro de control de infecciones de los EU (CDC) por fin reconoció la...

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