Francisco I. Madero

AutorJosé Vasconcelos
Páginas11-20
cabo de referirme a ciertos elogios que de una bailarina hacía
en mi periódico, y tiempo es ya de contar cómo llegué a
convertirme en director de un semanario político, sin menos-
cabo de mis tareas de profesionista. El malestar social latente
había cuajado, por fin, en la conciencia de un mexicano. Se
llamaba Francisco I. Madero; tenía juventud y recursos y aca-
baba de publicar un libro: La sucesión presidencial. En él analizaba
con valentía el presente y el futuro inmediato del país. Me tocó
ser presentado a Madero en mi propio despacho, en los altos del
International Bank, en la calle de Isabel la Católica. Allí lo
llevó un amigo común: el ingeniero Manuel Urquidi.1Estaba
Madero de paso en la capital y prefirió acudir a verme, no obs -
tante que yo había adelantado mi deseo de visitarlo en su hotel.
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1Manuel Urquidi Márquez (1881-¿?). Ingeniero y militar. Desde 1909 fue
miem bro del Partido Antirreelecionista. En 1910, fue uno de los delegados
de la Conveción Antirreeleccionista. Diputado federal electo en 1912 por
el Distrito Federal. En 1913, fue nombrado Juez Militar del Distrito de Río
Grande, en Piedras Negras, como parte del Ejército Constitucionalista. A
principios de 1914, recibió el nombramiento de coronel de Caballería del
Ejército Constitucionalista, División del Noreste, y más tarde fue nombrado
presidente del Consejo de Guerra Permanente de Matamoros.
FRANCISCO I. MADERO
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