La firma buena

AutorHeberto Castillo
Páginas169-171
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En un lote baldío de Monterrey se lleva a cabo la asamblea de cam-
pesinos, obreros y uno que otro estudiante a que convoca el Movi-
miento de Liberación Nacional (MLN).
Las comisiones campesinas desfilan denunciando abusos, ca-
rencias de tierras, de agua y de crédito. La relación de hechos es
siempre la misma: resolución presidencial dotando de tierra a los
campesinos; funcionarios del agrario que se venden al terrateniente;
el recurso de amparo interpuesto para detener la entrega de la
tierra; idas y venidas al agrario; años y años haciendo trámites; los
papeles amarillean en el morral y los campesinos envejecen.
Como hay resoluciones presidenciales que desde 1938 siguen
trámites y documentos que datan de la Colonia y que esgrimen los
campesinos en su defensa, la asamblea se calienta. Los campesi-
nos quieren tomar la tierra que les ofreció Zapata, que les dio
Cárdenas y que les quitaron la burocracia y el amparo agrario.
Se advierte a los asambleistas de la necesidad de seguir el ca-
mino legal; se les explica que las autoridades violan la ley porque
no hay organizaciones populares fuertes que obliguen a las autori-
La firma buena

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