El federalismo fiscal y hacendario

AutorVicente Anaya Cadena
CargoIntegrante de la Academia Mexicana de Auditoría al Desempeño, A.C.
Páginas58-60
El objetivo de este artículo es adentrarse en lo que signica el fe-
deralismo scal, tanto en su concepción como en su práctica co-
tidiana de las relaciones entre los tres órdenes de gobierno que
constituyen el entramado federal mexicano, particularmente en
materia impositiva en nuestro país.
El sistema federal mexicano es el resultado de múltiples luchas histó-
ricas y amplios debates, que durante casi dos siglos han concentrado
parte importante de la atención de los actores políticos principales. Las
diversas Constituciones que han regido la vida de nuestro país han dado
cuenta de esa disputa.
El debate se ha dado en escenarios diversos. En una primera etapa, por
la vía armada, que enfrentó a las corrientes federalistas y centralistas de
nuestro país durante buena parte del siglo XIX.
Posteriormente, en la etapa conocida como el “Porrismo”, la disputa se
sostuvo al interior de un sistema autoritario que presentaba la paradoja
de un federalismo formal y una realidad centralista.
Este escenario encontró condiciones favorables para reproducirse a lo
largo del siglo XX. De manera paulatina, se fueron adicionando faculta-
des a los poderes federales en detrimento de las facultades de las enti-
dades federativas.
Desde su origen, el federalismo mexicano tuvo por objetivo unir sin fusionar,
y diferenciar sin dividir. Asimismo, la Constitución de 1824, primera de la Re-
pública, estableció el régimen federal y otorgó facultades, tanto a la Unión
como a los estados, a n de que cada uno procurara, en su ámbito de com-
petencia, la prosperidad de la Nación y el bienestar de sus habitantes.
El federalismo
fiscal y
hacendario
Años después, en 1847, se planteó la necesidad de
una distribución competencial que delimitara, tanto
el poder federal como el estatal, evitando la recíproca
invasión que lo mismo atentaba contra la soberanía
de los estados, que amenazaba el futuro de la Unión.
La idea que nalmente prevaleció fue que los po-
deres federales debían limitarse solo al ejercicio de
las facultades que, de manera expresa, les otorga la
Constitución de la República.
El sistema nacional de coordinación fiscal
Antes de la aparición de los primeros antecedentes
claros de la coordinación scal, la situación existen-
te en esta materia en México se caracterizaba por la
multiplicidad de tributos federales, estatales y muni-
cipales; por la complejidad del sistema tributario, y la
existencia de leyes scales a menudo contradictorias
y las exacciones desproporcionadas e inequitativas
en gravámenes concurrentes.
Para corregir esta situación se realizaron, inicialmen-
te, las convenciones nacionales scales.
La historia de las convenciones es la historia de la
lucha por mejorar un sistema scal y de par ticipacio-
nes congruente con la realidad socioeconómica en
que se vive. Con este propósito se realizaron las Con-
venciones Nacionales Fiscales de 1925, 1933, 1947
y la última celebrada el 5 de febrero de 2004.
Sin duda, las Convenciones Nacionales Fiscales
constituyeron un esfuerzo de unión, de colaboración
y de ordenamiento de la concurrencia y las potesta-
des tributarias, orientado a pactar acuerdos entre los
gobiernos de las entidades federativas y el Gobierno
Federal, así como para compartir el rendimiento de
los impuestos. Así, a nales de 1953 se crea la Ley de
Coordinación Fiscal que unió a algunos estados me-
diante un convenio que los obligaba a derogar contri-
buciones locales a cambio de recibir participaciones
de la Federación.
Hasta 1972 se habían coordinado solamente 18 esta-
dos de la República; a partir de 1973, todos los esta-
dos fueron coordinados al reformarse la Ley Federal
sobre Ingresos Mercantiles, con una tasa única gene-
ral de 4% aplicable en toda la República, en lugar de
la tasa federal que existía de 1.8% y la tasa de 1.2%
de los estados que se coordinaran. Posteriormente,
la Ley de Coordinación Fiscal de 1980 deroga la Ley
de 1953 y origina lo que hoy conocemos como el Sis-
tema Nacional de Coordinación Fiscal.
En México la coordinación scal se ha centrado fun-
damentalmente en el aspecto del ingreso. Sin embar-
go, en las últimas décadas se iniciaron procesos de
descentralización del gasto federal en educación y
salud, transriéndose recursos a los estados con fa-
cultades limitadas, en un modelo insuciente que no
responde a las necesidades actuales.
Si bien es un hecho incuestionable que las haciendas
públicas de las entidades federativas y de sus muni-
cipios se han fortalecido en el contexto de la Coordi-
nación Fiscal en estas tres décadas, también es cierto
que este sistema se encuentra prácticamente agota-
do y debe ampliarse su horizonte hacia una coordi-
nación integral del ingreso, el gasto y la deuda entre
los tres órdenes de gobierno; todo ello encaminado al
urgente fortalecimiento del federalismo mexicano que
debe ser, no sólo scal, sino también hacendario.
Hoy, transcurrido poco más de 17 años de la última
Convención Nacional Hacendaria y Fiscal, es im-
perante la búsqueda de un nuevo federalismo, que
fortalezca las haciendas públicas estatales, dé reno-
vado impulso al desarrollo regional y transforme el
actual esquema de la Federación.
El bienestar de la población exige una serie de ajus-
tes profundos que permitan al Estado adaptarse a
una nueva realidad, para así lograr un desarrollo in-
cluyente y equitativo.
Un aspecto fundamental de la transformación del Esta-
do mexicano es el sistema federal. Un sistema federal
adecuado fortalece la práctica democrática, la gober-
nabilidad, la representación, la participación política, la
soberanía nacional y, ante todo, la justicia social.
En nuestro país, se ha hecho fundamental la relación
entre el sistema federal y la democracia. El sistema fe-
deral permite el ejercicio cercano del poder a gobier-
nos libres y soberanos que velan por las necesidades
de su región. La democracia dispone que sean los
ciudadanos de cada región quienes elijan a sus gober-
nantes y les exijan que sus actos tomen en cuenta sus
especiales características y potencialidades.
Además, es en el ámbito local donde se desarrolla con
mayor profundidad la cultura cívica y política de los
ciudadanos. Por ello, se requiere un adecuado sistema
federal, que dote de las facultades necesarias a los es-
tados y municipios para responder a las necesidades
de su región, este promovería una mayor participación
de la población en los asuntos públicos, porque la ciu-
dadanía encontraría sentido a participar en un sistema
capaz de dar respuestas a sus demandas.
No obstante, en la actualidad, México se desenvuelve
bajo un régimen político que derivó en:
> Un sistema que h a concentrado la dinám ica po-
lítica y los recu rsos en los Poderes Federales .
MTRO. VICENTE ANAYA CADENA
Integrante de la Academia Mexicana de Auditoría al Desempeño, A.C.
vicentea0@gmail.com
MISCELÁNEO
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CONTADURÍA PÚBLICA
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