Favor de no gritar

MÉXICO, D.F., agosto 26 (EL UNIVERSAL).- No es sólo que alguien en la oficina —con mucho más frecuencia un jefe— levante un poco la voz. Se trata de que él (o ella) formule gritos e insultos con un objetivo: lastimar.

Quizá esa persona no es consciente ni siquiera de ello, o tampoco la víctima lo sea, pero gritar en el lugar de trabajo no es una costumbre; es violencia y por desgracia, suele ser la más común o al menos la más fácil de ejercer.

Según una encuesta realizada en Reino Unido, 87% reportó haber sufrido violencia verbal.

Burlas, insultos, provocaciones, amenazas. Se le ha llamado acoso o bullying, o abuso verbal, pero en general, se cataloga como violencia en el trabajo y es sumamente dañina, incluso, al igual que los golpes.

“La intimidación verbal puede ser tan perjudicial en diferentes maneras como el bullying físico. Con éste, la meta es degradar a la víctima, haciendo parecer al agresor dominante y poderoso”, explica la organización Bullying Statistics.

Una definición de este abuso es la formulada por el estudio Verbal Abuse: The Words that Divide Impacto in Nurses and Their Perceived Solutions, el cual lo define como cualquier comunicación a través de la conducta o tono o palabras que tengan como objetivo humillar, degradar o faltar al respeto, dejando al destinatario herido emocionalmente o personal y profesionalmente atacado y devaluado.

Esta conducta, según el estudio, disminuye la felicidad e impacta directamente en la productividad.

En general, las mujeres suelen resultar más afectadas. Un estudio realizado por el Instituto de Gestión de la Salud de la Universidad Nacional de Taiwán demostró que entre las violencias estudiadaspsicológica, verbal y física la verbal y psicológica fueron las más...

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