Expropian saberes ancestrales

AutorDaniel Millán

EL NORTE / México

Con el otorgamiento en Estados Unidos de patentes de una bacteria del pozol maya y del frijol "Mayocoba", así como el desarrollo de un proyecto internacional en Chiapas para aprovechar médicamente la biodiversidad de sus selvas, el debate mundial sobre la pertinencia de otorgar certificados de exclusividad sobre organismos vivos ha llegado a México.

La pugna confronta a organizaciones no gubernamentales con institutos de investigación nacionales y extranjeros y empresas transnacionales.

Las primeras han levantado la voz para denunciar que las transnacionales están cometiendo "biopiratería" contra comunidades mexicanas, al apropiarse indebidamente de saberes ancestrales sobre plantas para explotarlos comercialmente, de forma monopólica, sin retribuir a los generadores del conocimiento.

La contraparte sostiene que su labor es de "bioprospección", que tiene el objetivo de desarrollar productos de beneficio colectivo -principalmente de uso médico- con regalías para los involucrados.

La exclusividad del pozol

Uno de los casos de biopiratería más citado por ONG es el de la bebida maya conocida como pozol, elaborada a base de maíz fermentado y a la que se le atribuyen propiedades curativas.

De acuerdo con acusaciones de la Fundación Internacional para el Avance Rural (RAFI), con sede en Canadá, y otras ONG mexicanas como la Organización de Médicos Indígenas del Estado de Chiapas (Omiech), la empresa holandesa Quest y la Universidad de Minnesota cometieron "biopiratería" contra los mayas al patentar el pozol en Estados Unidos para explotarlo comercialmente.

En 1999 Quest y la universidad obtuvieron la patente 5,919,695 para el uso de una cepa bacterial obtenida del pozol que estiman podría retrasar la descomposición de alimentos, con lo que podrían prohibir que otras personas en Estados Unidos utilicen la cepa bacterial del pozol para los propósitos detallados en el contrato.

Consultado por EL NORTE, Larry McKay, científico de la Universidad de Minnesota cabeza del proyecto pozol, rechaza haber patentado la bebida maya y afirma que el objeto de sus investigaciones es una cepa bacterial aislada del preparado.

Relata que sus estudios sobre la cepa bacterial del pozol tienen su origen en los años 70 por científicos mexicanos, con los que habría llegado a un acuerdo para que le permitieran analizar un microorganismo al que finalmente no se le encontraron propiedades, pero que dio pie a nuevas investigaciones y al descubrimiento de una...

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