Explorar la imaginación

AutorChristopher Priest

Esforzarse para lograr algo mejor es una característica de mi generación de la posguerra. La primera evidencia de esa ambición se dio a inicios de los 60. Fue el momento en que el rock and roll se difundía por todo el mundo occidental. En términos culturales, la culminación de ese efecto fue cuando emergieron los Beatles (tengo casi la misma edad que ellos). El proceso continuó en muchas formas diferentes hasta fines de los 60 y principios de los 70, cuando el gran florecimiento de esa generación ocurrió, seguido por su dispersión.

Todo mundo tenía sus propios sueños, algunos grandes, otros pequeños. Yo tenía un pequeño plan. Quería dejar atrás una infancia aburrida y suburbana, y explorar el mundo de la imaginación.

Pero uno nunca puede deshacerse de su pasado completamente. Mi infancia poco emocionante me ha brindado un punto de vista racional. Me gusta que todo tenga una explicación, una razón. Me gusta entender. Creo en la realidad práctica.

Esto también parece inconsistente con mi trabajo como escritor de ficción fantástica. Sin embargo, siempre sostengo que una vez que un punto de vista racional ha sido firmemente establecido entonces la mente y la imaginación pueden liberarse.

Mi mundo interno de la imaginación siempre fue un refugio privado para mí. No le atribuyo un significado especial, porque todos los niños fantasean. Pero siempre he sido bendecido, o tal vez maldecido, con una imaginación vívida y detallada. Para muchas personas, las demandas de la imaginación son satisfechas al leer libros, ver películas o televisión, disfrutar música, u hoy en día, explorar Internet. Yo no soy diferente, pero en casi todos los casos encontré que estas actividades no me satisfacían, sino que provocaban el anhelo de más.

El mundo me parecía lleno de posibilidades, pero las posibilidades siempre necesitan ideas para que se hagan realidad.

De adolescente, me empezó a atraer la ciencia ficción estadounidense, que en ese entonces era generalmente descrita como una literatura de ideas. En cuanto comencé a leer, descubrí que esto era cierto, y como adolescente de mente abierta, me impresionaron las ideas estimulantes de los autores de ciencia ficción.

Se requería cierta audacia para leer ciencia ficción en aquel entonces. En esa época como ahora, la ciencia ficción tenía una mala imagen para muchas personas que nunca la habían probado. Yo tenía que soportar chistes poco originales de mis amigos y familiares sobre pistolas de rayos, chicas en bikini y hormigas gigantes. Pronto me acostumbré a todo eso. Como lector, uno tiene que dejar a un lado el mundo ordinario y prepararse para abrir su mente y corazón no sólo a las ideas, sino a las posibilidades que se presentan como resultado de las ideas. Las...

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