Experimentan vida en penumbras

AutorShelma Navarrete

De pronto sólo un destello de luz, el sonido de las pisadas de otros pies y la voz de un guía remplaza la imagen que tenías de unos juegos infantiles.

Tropezar con un escalón, dudar al cruzar un puente apenas a 50 centímetros del suelo y confiar con los ojos cerrados, literalmente, en la persona que te conduce a través del laberinto y quien es además invidente o débil visual.

El ejercicio nombrado "La vida es un juego pero no lo vemos" es una iniciativa de alumnos de la Escuela Nacional para Ciegos y la organización Zonaz de Obras de la Fundación del Centro Histórico para que personas acostumbradas a poder el ver mundo experimenten un sitio tan común como un parque público de una forma distinta.

Miguel Ángel Nava, joven guía de 29 años invidente desde su nacimiento, se ubica e el espacio con un bastón mientras lleva a una joven a través de los juegos infantiles.

"Al hacer esto se derrumban dos grandes mitos: el primero es que las personas normovisuales entiendan lo que significa ser ciego, entiendan que tiene algunas limitantes y consecuencias, no es tan fácil como lo creen.

"Al mismo tiempo derrumba el mito de que el ciego es frágil y no puede hacer determinadas cosas.

Aquí somos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR