Evolución de la brecha salarial de género en México

AutorEva O. Arceo Gómez - Raymundo M. Campos Vázquez
CargoCentro de Investigación y Docencia Económicas, División de Economía - El Colegio de México, Centro de Estudios Económicos
Páginas619-653
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EVOLUCIÓN DE LA BRECHA SALARIAL
DE GÉNERO EN MÉXICO*
Eva O. Arceo-Gómez
y Raymundo M. Campos-Vázquez**
RESUMEN
El artículo analiza la brecha salarial de género en México entre 1990 y 2010 utili-
zando los censos de población. En promedio, la brecha salarial ha disminuido en el
periodo. En 2010 la brecha salarial de género fue de 6%. El promedio no describe
el comportamiento de la brecha en la distribución. Hallamos un patrón estable de
“piso pegajoso” y un patrón decreciente de “techo de cristal” a lo largo de la distri-
bución en este periodo. Utilizamos un método semiparamétrico para descomponer
la brecha salarial en características y precios, y corregimos por la selección de las
mujeres al mercado laboral. La mayor parte de la brecha salarial se debe al efecto
de precios y no de características. Al corregir por selección la brecha salarial resulta
mayor, lo cual sugiere que existe selección positiva de las mujeres; ésta se acentúa
en el caso de las mujeres de baja educación y en cuantiles bajos.
ABSTRACT
We analize the gender wage gap in Mexico using the population censuses from
1990 to 2010. The wage gap has decreased on average during this period. In 2010,
the gender wage gap was about 6%. However, the average hides important aspects
* Palabras clave: género, brecha salarial, selección; econometría no paramétrica, México. Clasicación
JEL: C14, J16, J31, J71, O54. Artículo recibido el 8 de agosto de 2013 y aceptado el 25 de octubre de 2013.
Agradecemos los comentarios de un dictaminador anónimo de EL TRIMESTRE ECONÓMICO.
** E. O. Arceo-Gómez, Centro de Investigación y Docencia Económicas, División de Economía
(correo electrónico: eva.arceo@cide.edu). R. M. Campos-Vázquez, El Colegio de México, Centro de
Estudios Económicos (correo electrónico: rmcampos@colmex.mx).
EL TRIMESTR E ECONÓMICO, vol. LXXXI (3), núm. 3 23, julio-septie mbre de 2014, pp. 619-653
EL TRIMESTR E ECONÓMICO
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of the wage gap across the distribution of wages. We nd a stable pattern of “sticky
oors” and a decreasing pattern of “glass ceilings” over the period. We use a semi-
parametric method to decompose the wage gap on changes in characteristics and
changes in prices, and we also correct for selection of women into the labor market.
Thus, we come to the conclusion that most of the wage gap is due to differences in
prices. When we correct for selection, we nd that the wage gap could have been
greater suggesting that there is positive selection of females into the labor market. This
selection is more prominent for females with low education and in lower quantiles.
INTRODUCCIÓN
Las disparidades de género en los ámbitos económico y social han atraí-
do una gran atención entre académicos y diseñadores de política pú-
blica en todo el mundo, y México no es la excepción. El caso del país es
interesante por varias razones. La primera es que de acuerdo con el índice
de brechas de género globales (Lopez-Carlos y Zahidi, 2005), entre los 56
países estudiados México se encuentra en el lugar número 52, sólo por en-
cima de India, Corea, Jordania, Pakistán, Turquía y Egipto. Así, en el sub-
conjunto de países analizados, México se encuentra en el último lugar de
América Latina en materia de igualdad de género. La segunda razón es que,
a pesar de su nivel de desarrollo, las tasas de participación laboral de las mu-
jeres mexicanas se encuentran entre las más bajas de la región y del mundo,
aunque su participación ha aumentado considerablemente en las últimas dos
décadas: ha pasado de 22% en 1990 a 40% en 2010, de acuerdo con los datos
censales. Por último, la brecha salarial de género ha decrecido gradualmente
en los últimos 30 años, pero poco se sabe del papel que en esa dinámica ha
desempeñado el sesgo de selección en la participación laboral de las mujeres,
así como el del comportamiento de la brecha a lo largo de la distribución y su
evolución en el tiempo. El objetivo de este artículo es arrojar luz sobre estos
dos últimos aspectos de la brecha salarial de género en México.
Las brechas salariales de género en México se han estudiado asiduamen-
te. Entre los primeros análisis de las brechas salariales se encuentra el de
Alarcón y McKinley (1994), quienes utilizaron la muestra urbana de la En-
cuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) de 1984, 1989
y 1992. En sus trabajos encontraron que en 1984 las mujeres ganaban 23.3%
menos que los hombres; hacia 1989 esta cifra había aumentado a 28.4%, y
en 1992 disminuyó a 25.3%. Siguiendo la línea de investigación de Oaxaca
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(1973) y Blinder (1973), estos autores realizaron una descomposición de la
brecha salarial en la media, mediante la estimación de ecuaciones de Mincer
(1974), para analizar tanto la parte de la brecha originada por características
observables como la parte provocada por los retornos a tales características.
Encontraron también que sólo 27.5% de la brecha se explicaba por diferen-
cias en capital humano en 1984, mientras que en 1989 la proporción fue de
14.4% y en 1992 de 21.2%; es decir que entre 70 y 85% de las brechas se
debían a diferencias en los retornos al capital humano, lo cual podría sugerir
discriminación en contra de las mujeres o diferencias en productividad que
no fueron controladas en la regresión.
Por su parte, Brown, Pagan y Rodríguez-Oreggia (1999) analizaron los
cambios en las brechas salariales entre 1987 y 1993 con base en datos de
los terceros trimestres de la Encuesta Nacional de Empleo Urbano. Ellos
realizaron una descomposición de Wellington (1993) de los cambios de la
brecha en el tiempo, y una descomposición de Oaxaca-Blinder para analizar
el efecto de la estructura ocupacional en la brecha. Encuentran que la brecha
creció en el periodo de un nivel inicial de 20.8%, en 1987, a 22%, en 1993.
Este crecimiento en la brecha se debió a cambios en las dotaciones, pues a
causa de los cambios en los retornos la brecha se hubiese cerrado. Los au-
tores también encontraron que la mayor parte de la brecha se generó por
diferencias en retornos. Sin embargo, lo interesante de sus hallazgos es que
la inclusión de controles ocupacionales aumenta la proporción de la brecha
explicada por diferencias a los retornos, lo cual, según explican, puede ser re-
sultado de la poca desagregación de las categorías ocupacionales. Es decir, la
segregación ocupacional disminuye la brecha salarial en México, lo cual con-
trasta con los resultados de otros países (Blau, Simpson y Anderson, 1998).
Más recientemente, Pagan y Ullibarri (2000) analizaron la desigualdad
salarial entre hombres y mujeres por medio del índice de Jenkins, corri-
giendo por selección en la participación laboral de las mujeres. Con base en
datos de la ENEU del tercer trimestre de 1995, encontraron que existe mayor
desigualdad entre personas con alta y baja escolaridad, así como entre aque-
llas con mayor experiencia. Por su parte, elaboraron una descomposición
del tipo Oaxaca-Blinder mediante la ENIGH 2000, corrigiendo por sesgo de
selección con la metodología de Heckman (1974, 1979). Los autores fueron
los primeros en incluir en su análisis zonas urbanas y rurales. Hallaron que
85% de la brecha se debe a diferencias en retornos y que ésta es mayor en
zonas rurales; de hecho, el efecto de las dotaciones otorga una ventaja a las

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