Ética de la revolución
Autor | Gerardo Ávalos Tenorio |
Páginas | 121-145 |
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ÉTICA DE LA REVOLUCIÓN
La única idea del despotismo es el desprecio del
hombre, el hombre despojado de su humanidad,
y esta idea tiene sobre muchas otras la ventaja
de corresponder al mismo tiempo a un estado
de hecho. El déspota no ve a los hombres de otro
modo que despojados de dignidad [...] Donde
predomina el principio monárquico, los hom-
bres están en minoría; donde ese principio no es
puesto en duda, no existe hombre alguno.
KARL MARX, 1844
I
Si el capitalismo sigue siendo un sistema social o, si se preere, un
modo de vida o, incluso, un esquema de civilización, cuya base es
la dominación, la explotación, la opresión y la exclusión de y entre
seres humanos, entonces un documento político que llamó a la re-
belión en contra de este orden de cosas tiene hoy todavía algo que
decir. El Maniesto del Partido Comunista, redactado y publicado hace
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ÉTICA Y POLÍTICA PARA TIEMPOS VIOLENTOS
casi ciento setenta años es, ante todo, un grito de rebeldía.
1
No se
trata de un grito que demanda compasión; tampoco es un grito lan-
zado a los oídos de la caridad o la benevolencia. Es, en cambio, un
grito de protesta y una propuesta de rebeldía. Es el equivalente del
“Y venimos a contradecir” de los primeros zapatistas
2
o bien, del ¡Ya
basta! de muchos movimientos sociales que han expresado su har-
tazgo con un sistema que los domina o los excluye. Se trata, en suma,
de un llamado a cambiar la forma y el contenido de la organización
del mundo de la vida social.
La posibilidad de cambiar el mundo no la inventaron los au-
tores del Maniesto. La heredaron del espíritu moderno que había
enseñado que los seres humanos y no los dioses ni los monarcas,
eran los artíces de su propia vida y de su mundo. No fue fácil des-
prenderse de una mentalidad fatalista que atribuía a una voluntad
ultramundana el decurso de los aconteceres terrenales. Fue un largo
y, en ocasiones, doloroso proceso, análogo a aquel que viven los in-
dividuos cuando dejan de hacerse dependientes de otros y devienen
únicos responsables de su vida. Fue un proceso de desvanecimiento
de lazos comunitarios que si bien sujetan al individuo le brindan
en cambio protección y seguridad. Fue un proceso desgarrador que
Max Weber atrapó con la idea de “desencantamiento” del mundo, es
1 Remito a los siguientes ensayos y artículos que se ensamblan con el
presente: G. Ávalos Tenorio, “Rebeldía y libertad (La fecundidad ética
del Maniesto)”, en G. Almeyra (coord.), Ética y rebelión. A 150 años del
Maniesto Comunista, México, La Jornada Editores, 1998; Id. “Marx: de
la ética a la política”, en J. Marcone, S. Ortíz Leroux y Á. Sermeño, Los
vértigos de la política: una revisión desde la Modernidad, México, Coyoacán/
UACM/Conacyt, 2012; Id. “Actualidad de Marx. Cosicación, fetichismo
y enajenación”, en Reencuentro. Análisis de problemas universitarios, núm.
64, agosto, México, UAM-Xochimilco, 2012.
2 A. Warman, ...Y venimos a contradecir, México, Ediciones de la Casa
Chata, 1978.
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