La estoica Lídia Jorge

AutorErika P. Bucio

En su obra, una literatura "a ras de suelo", la escritora portuguesa Lídia Jorge (Boliqueime, 1946) atiende a los otros, se olvida de su cuerpo y psicología para llevar a las páginas de sus libros la "pequeña epopeya" de la gente.

Una escritora que relata la hazaña doméstica de su país a través de una obra que no nace de la erudición lectora sino, como ella afirma, del suelo, del pueblo, de la gente que ve, de sus vecinos.

El jurado del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2020 valoró su narrativa por retratar el modo en que los seres individuales se enfrentan a los grandes acontecimientos de la historia.

Recibió la noticia del galardón en la casa de campo de su familia, al sur de Portugal, al pie de una montaña frente al mar, a donde suele ir a escribir. "Una gran felicidad", compartió la escritora, quien, al ser notificada, vio disiparse las nubes en el cielo, tornándose púrpura y oro.

Al teléfono, la novelista habla en entrevista de ese modo estoico de ser de los portugueses, huella de la dictadura, de su dificultad para hablar en voz alta en un país donde persiste el miedo a la demostración cívica de la opinión, donde la gente no muestra lo que siente, una vida secreta que ha sido materia de su literatura.

"Somos muy estoicos, los portugueses; sufrimos y no decimos. Cada familia tiene sus secretos escondidos, sus miserias escondidas, pero todos los domingos hace una especie de demostración de que son capaces de sobrevivir", responde la escritora.

Señala la constatación de dos países: uno visible y otro subterráneo, una dualidad anímica que, dice, no es privativa de los portugueses sino compartida por las sociedades pobres, las sociedades reprimidas por dictaduras o sistemas que no toleran la libertad de expresión.

En Portugal, añade, aun hay miedo de la expresión cívica de la opinión.

En su novela Los memorables abordó la Revolución de los Claveles en Portugal de 1974, la sublevación militar que terminó con 40 años de dictadura. Su protagonista es Ana María, una periodista que regresa a su país para filmar un documental 30 años después a partir del testimonio de un grupo de revolucionarios que aparece junto a su padre en una vieja fotografía.

"(La literatura) me ha permitido hablar en voz alta y hablar no simplemente por mí sola sino también por mis vecinos, de la gente cerca de mí. Me da una gran alegría cuando la gente me dice: 'Ese personaje es como mi madre o como yo', o 'usted ha encontrado las palabras que yo quería...

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