El escenario de la frontera

AutorJuan Bosch
Páginas85-108
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Entre la península de la Florida y las bocas del Orinoco hay una cade-
na de islas que parecen formar las bases de un puente gigantesco que
no llegó a ser construido. Esas islas son a la vez las fronteras septen-
trionales y orientales del mar del Caribe y del golfo de México, y los
nudos terrestres que enlazan por la orilla del Atlántico las dos grandes
porciones en que se divide el Nuevo Mundo.
Al llegar a la isla Hispaniola, la cadena se bifurca; el extremo su-
perior se dirige, desde la costa norte de la isla mencionada, a la costa
este de la península de Florida, mientras el extremo inferior formado
por Cuba, se dirige hacia cabo Catoche, en la península de Yucatán.
El extremo superior es el archipiélago de las Bahamas, formado por
unas veinte islas pequeñas y más de dos mil islotes, cayos y arrecifes.
En los a ños del descubrimiento y la conquista ese conglomerado se
llamaba las Lucayas, y fue en una de sus islas donde tocó Cristóbal
Colón el 12 de octubre de 1492. Por ahí, pues, comenzó la gran epope-
ya del descubrimiento. Como sabe todo el que tenga noticias sobre el
primer viaje de Colón, el Almirante tomó posesión de la isla descubier-
ta el 12 de octubre y pasó varios días reconociendo las vecinas. Sin
embargo, ni siquiera puede afirmarse a ciencia cierta en cuál de ellas
desembar aquel día memor able, y las relaci ones que mantu-
vieron después los españoles con las Lucayas fueron pocas y disconti-
nuas; a lo sumo las visitaban desde Cuba y La Hispaniola para apresar
indios destinados a ser vendidos como esclavos.
Por razones que no son del caso exponer ahora, Las Bahamas no
fueron consideradas en ningún momento como una parte del Caribe,
Capítulo II
El escenario de la frontera
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y no fueron, por tanto, territorio de la frontera imperial. Olvidadas por
sus descubridores, comenzaron a ser colonizadas por Inglaterra siglo y
medio después de haber sido descubiertas, y nadie llegó allí a dispu-
tarles a los ingleses sus posesiones. Así, pues, ni histórica ni cultural
ni económicamente forman parte del Caribe; geográficamente, cierran
la entrada nordeste del golfo de México, que a su vez es, por sus dimen-
siones y por razones de historia, una región peculiar de América.
Aunque México no es parte del Caribe, debemos tener en cuenta
que la costa oriental de la península de Yucatán da al Caribe; y así
sucede que una parte del territorio de México está integrada en el Ca-
ribe hasta el punto de que a la hora de establecer los límites del Caribe
hay que mencionar esa costa de Yucatán y el canal que separa Yucatán
de la isla de Cuba.
Por el norte y por el este, el Caribe queda separado del Atlántico
por las Antillas, pero debemos aclarar que hay islas de las Antillas
situadas dentro del Caribe, entre ellas una tan importante como Jamai-
ca. Las tierras del Caribe son, pues, las islas antillanas que van en
forma de cadena desde el canal de Yucatán hasta el golfo de Paria; la
tierra continental de Venezuela, Colombia, Panamá y Costa Rica; la de
Nicaragua, Honduras, Guatemala, Belice y Yucatán, y todas las islas,
los islotes y los cayos comprendidos dentro de esos límites.
El mar Caribe debe su nombre a una nación de indios aguerridos
que desde las má rgenes del Orinoco se extendieron por gran parte de
lo que hoy es el litoral de Venezuela y por el mayor número de las islas
antillanas; y también, debido a que esas islas lo delimitan, es conocido
como el mar de las Antillas. En algunos de los países de la América
Central, no sabemos por qué, se le llama el Atlántico.
A su vez, las Antillas son mencionadas a veces como las islas del
Caribe, y están divididas en el grupo de las Mayores y en el grupo de
las Menores. Las Menores forman tres subgrupos, el de las Vírgenes, el
de Barlovento y el de Sotavento. Pero además de esos tres subgrupos
hay varias islas y muchos islotes dispersos, que o son adyacentes de
una isla mayor o de un país de tierra firme, o son territorios de alguna
nación europea o de Estados Unidos. Las Antillas Mayores son cuatro:
Cuba, Jamaica, La Hispaniola y Puerto Rico, cada una de ellas con sus
islas o sus islotes adyacentes.

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