Entrevista / Sergio Zurita / 'Soy un evangelista del rock'

AutorMiguel de la Vega

FOTO: AGGI GARDUÑO

Intenso en el escenario, explosivo en el micrófono, colorido en el doblaje, Sergio Zurita deja de lado las estridencias cuando habla de su pasión por el teatro, el cual le dio la vida, aunque de él no vive. Actor, director y dramaturgo, Zurita explica qué tiene en común con Winston Churchill, a quien personifica en 3 días en mayo. Y, sí, también habla de Bob Dylan.

¿Necesitamos teatro?

Yo lo necesito, no todo el mundo lo necesita.

¿Para qué?

Es mi vida, lo necesito para existir. En esa selva cruel de la secundaria, en la que tienes que tener un rol o ser nadie, y si no eres estás muerto, el teatro me dio identidad.

¿De niño te disfrazabas?

Mucho. De superhéroes, o de vaquero, o de cosas así. Tenía un abuelo muy consentidor al que le pedía un disfraz y me lo conseguía, me lo hacía, o me lo mandaba a hacer.

¿De qué te sirvió haber padecido bullying?

El trauma en sí mismo no sirve para nada. Me sirvió para desarrollar un ingenio, un sentido del humor y, de hecho, para desarrollar cualquier tipo de talento que tenga.

¿Hacer teatro es un asunto, como decía Churchill, de sangre, sudor y lágrimas?

Sí, por supuesto. Desde cosas tan sencillas como encontrar dónde ensayar, hasta errores en la construcción de la escenografía o simplemente juntar a tres actores en esta ciudad, jajaja. Sí, es sangre, sudor y lágrimas, siempre.

¿Y por qué lo sigues haciendo? ¿Te da fama, dinero?

No, ninguna de las dos. Cuando estoy arriba del escenario, el tiempo transcurre de otra manera, estoy más vivo.

¿Es una adicción el escenario o al aplauso?

No sabría si es una adicción. Es una necesidad, pero no sabes ni por qué. Eso es lo más bonito: es un misterio. Por qué lo hace uno, no sé. Es como preguntarme por qué se enamora uno. Y eso que los días y minutos previos al estreno son agónicos, de un terror espeluznante.

¿A quién se le ocurre hacer teatro en la era de los youtubers?

Actualmente, hacer teatro es nadar contra la corriente, pero no de manera caprichosa, sino para decir algo. Lo quiero decir a través del lenguaje teatral y estoy seguro que la experiencia de una buena función le puede cambiar la vida a un público.

¿Tanto así?

Estoy seguro de que el teatro tiene ese poder.

¿A ti alguna obra te cambió la vida?

¡Claro! True West, de Sam Shepard, dirigida por Ángeles Castro. Verla me hizo decir: "yo quiero decir y hacer exactamente lo que está ahí arriba de ese escenario".

¿Qué se necesita para hacer teatro en México? ¿Estar loco?

Como dice Horacio...

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