En las entrañas de un gigante

AutorAndro Aguilar

Fotos: Pablo Esparza

Después de comer, sentado al pie de un árbol, José Reyes voltea por un momento a su izquierda y mira los 104 metros de la Estela de Luz. Dos dientes de oro brillan al sonreír cuando se le pide su opinión sobre la altura de la "suavicrema". No le impresiona. Una hora antes, este oaxaqueño de 54 años de edad unía piezas metálicas en el penúltimo piso de un edificio que medirá 225 metros, más del doble del fallido monumento al bicentenario de la Independencia.

Desde hace un año, Reyes es soldador en la Torre Bancomer que se construye sobre Paseo de la Reforma. También ayudó a fijar las "ballenas" del Segundo Piso del Periférico. Es el único de su familia que no teme trabajar desde lo alto. Tres de sus 10 hermanos también se dedican a "sacar chispa", como llama él a su oficio, pero ninguno de ellos lo hace desde la cima de una construcción de 50 niveles.

El trabajador adhiere las piezas desde donde se anclan los rombos de acero que son soporte y decoración, estructura y fachada, de una obra que parece llevar su esqueleto metálico por fuera.

Una torre que será ocupada por 4 mil 500 funcionarios bancarios, levantada en la histórica avenida de la capital mexicana con 21 mil toneladas de acero. Un peso que triplica el de la famosa Torre Eiffel de París.

Reyes es uno de los 8 mil 414 trabajadores que han participado en la obra desde junio de 2010, entre ingenieros, montadores, soldadores, herreros, lamineros, cableros, albañiles, carpinteros, ayudantes generales...

Para la primavera de 2015, cuando las autoridades bancarias estiman terminar la obra, los trabajadores habrán construido el edificio con la mayor altura habitable del país, de acuerdo con sus diseñadores; una mole de 40 mil metros cúbicos de concreto, muy cerca de los 42 mil que registra el Estadio Azteca, al sur de la Ciudad de México.

Aunque existen proyectos de edificios que en un futuro rebasarán su altura, la Torre Bancomer sólo será comparable con su vecina, la Torre Mayor, también con 225 metros de altura. Los arquitectos del nuevo edificio decidieron armonizar su proyecto con la torre existente para formar un arco de entrada hacia el corredor financiero de Reforma.

LA OBRA

Cada mañana, en la esquina de Reforma y Lieja, alrededor de mil 200 trabajadores hacen fila para registrarse e ingresar a su lugar de trabajo. Algunos inician su jornada a las ocho de la mañana; otros, una hora después.

En la entrada de la obra, al pie de la torre, unos metros antes de donde se construye una sucursal del banco español en México, un altar blanco resguarda dos imágenes de la Virgen de Guadalupe, con un permanente ramo de flores, principalmente rosas rojas. Una cruz de madera elaborada por los empleados corona el altar.

Es el área donde en un año habrá un espejo de agua y que ahora es sólo un mar de metales de distintos tamaños.

El diseño de la torre busca hacerla colorida. Sobre los 36 mil metros cuadrados de cristal que cubrirán sus costados y permitirán la entrada de luz solar mas no calor, los trabajadores colocan trozos de lámina de aluminio multiperforada que posibilitan la mirada humana hacia afuera y proyectan un color morado hacia el exterior, enmarcadas por los diamantes de acero del mismo tono.

Por dentro predominarán los colores amarillo, naranja y azul. Pero, por el momento, todo se ve gris, opaco por el concreto y brillante por el metal.

Cuando esté finalizado, el edificio tendrá 40 elevadores para diferentes usos; actualmente la mayoría de los trabajadores tiene que subir y bajar a pie. En la torre sólo hay dos ascensores habilitados con capacidad para 14 personas, y la preferencia de uso la tienen quienes laboran con piezas metálicas y herramientas muy pesadas.

"Es una soba, si los chavos, que son chavos, ya no aguantan, ora uno que está de más edad...", advierte Ignacio Rojas, hombre robusto y de bigote abultado que a sus 62 años ya cumplió tres décadas haciendo trabajos de herrería y soldadura industrial. Es uno de los herreros de la torre.

Los accesos por elevador a cada uno de los 49 pisos ya construidos se habilitan y deshabilitan conforme las etapas de trabajo lo permiten. Los niveles están señalados con pintura de aerosol en las puertas temporales de lámina.

El avance de obra ya alcanzó 70 por ciento. Los trabajadores, repartidos a lo largo de la torre, se concentran en la colocación de la fachada y en los acabados.

Predominan...

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