Enrique Krauze / Octavio Paz y la izquierda

AutorEnrique Krauze

Sólo a Roger Bartra, esa ave rara en la izquierda mexicana, podía habérsele ocurrido convocar a un seminario para analizar el futuro de la izquierda y la democracia, visto no como un binomio armónico y natural sino como una relación difícil y, a menudo, contradictoria. El seminario tuvo lugar, a lo largo de varias semanas, en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM. No es la primera vez que Bartra -sociólogo, antropólogo y ensayista, antiguo miembro del Partido Comunista y alguna vez director de El Machete- adopta posturas de sana y desconcertante heterodoxia. Un caso memorable en ese sentido fue su invitación a Octavio Paz para debatir sus ideas liberales con Luis Villoro, Carlos Monsiváis y el propio Bartra, en un acto que tuvo lugar en 1980, en el propio instituto (dominado entonces por el dogma marxista). Casi tres décadas después, el pasado 30 de abril, Bartra me invitó a cerrar el ciclo. Mi tema fue el "Desencuentro entre el liberalismo y la izquierda".

Para abordarlo, en lugar de un acercamiento teórico preferí un enfoque biográfico e hice referencia al desencuentro entre Octavio Paz y la izquierda. Cuando lo conocí (en 1976) Paz llevaba años de querer entablar un debate respetuoso, serio y profundo con la izquierda, o con las izquierdas, sobre los grandes temas: la URSS, China, Cuba, la herencia del socialismo, el sentido de la libertad, el papel del Estado, la idea de Revolución, etc... La posibilidad de ese diálogo fue, estoy seguro, una de sus obsesiones, de allí que la invitación de Bartra lo entusiasmara tanto. Pero esa golondrina no hizo verano. Tras aquel encuentro volvió el ninguneo, el insulto, la descalificación. No obstante, Paz siguió porfiando. La raíz de su insistencia era clara: como si se hablara a sí mismo -al joven que había sido en los años treinta- quería persuadir a los militantes sobre las equivocaciones conceptuales, las vastas lagunas de información y las graves complicidades morales en que incurrían. Con ese propósito, en 1990 concibió (junto con sus colaboradores) el "Encuentro Vuelta: La experiencia de la libertad". El resultado fue alentador en términos de público y lamentable como puente de comunicación. Un sector importante de la izquierda declaró que los participantes formábamos parte de la "internacional fascista".

Recuerdo la indignación de esos autores (Cornelius Castoriadis, Ferenc Fehér, Agnes Heller, Ivan Klíma, Leszek Kolakowski, Norman Manea, Adam Michnik, Czeslaw Milosz, Tatyana...

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