La enigmática muerte del fiscal Nisman

AutorFrancisco Olaso

Buenos Aires.- "Yo puedo salir muerto de esto", había declarado el fiscal Alberto Nisman al diario Clarín el sábado 17 de enero.

Tres días antes su pedido de indagatoria contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner desató un enorme revuelo. Nisman estaba a cargo de la investigación del atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), perpetrado el 18 de julio de 1994 con saldo de 85 muertos y más de 300 heridos.

El fiscal acusaba a la primera manda-taria de supuesto encubrimiento de los cinco exfuncionarios iraníes a quienes la justicia argentina culpa del ataque. Nisman debía presentarse el lunes 19 ante la Comisión de Legislación Penal del Congreso para explicar detalles de su denuncia. Un día antes, sin embargo, el presagio sobre su propia muerte se hizo realidad.

Signos contradictorios

Nisman tenía 51 años y dos hijas -una de 15 y otra de siete años- producto de su matrimonio, disuelto en 2012, con la juez Sandra Arroyo Salgado. El fiscal vivía solo en un departamento del piso 13 de una torre del exclusivo barrio Puerto Madero. Diez policías federales se turnaban para su custodia. Por órdenes suyas, los escoltas debían permanecer en el recibidor del edificio.

La tarde del domingo 18, después de intentar comunicarse con el fiscal a lo largo de 10 horas, un escolta llamó a su puerta. Nadie respondió. En el suelo estaba todavía el periódico de la mañana. Tras consultar a la secretaria de la fiscalía, el escolta llamó y pasó a buscar a la madre de Nisman, quien tenía copia de las llaves del departamento, aunque no conocía la clave de acceso de la puerta principal.

Para poder entrar por la puerta de servicio fue necesario, pasadas las 22:00 horas, el trabajo de un cerrajero. La madre había abierto con su llave una de las cerraduras. Con la segunda, el cerrajero necesitó empujar un poco la llave puesta del lado de adentro, ya que la puerta estaba abierta. El miércoles 21 se supo, además, que un pasadizo para los equipos de aire acondicionado unía, mediante puertas metálicas, el departamento de Nisman con el de su vecino.

Adentro todo estaba en su lugar. Nisman era conocido por su apego al orden. Nunca descuidaba su imagen. Jugaba tenis. Se había sometido a un retoque facial. Sobre su escritorio se desplegaban las carpetas con los documentos que pensaba presentar ante los diputados. Párrafos y frases habían sido resaltados con un marcador amarillo.

Un custodio avanzó junto a la madre del fiscal hasta la habitación. En el baño...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR