Las encrucijadas del desacato cultural

AutorJorge Sánchez Cordero

El mentón de Antonio Padua, quien fue canonizado a tan sólo un año de su muerte, es una reliquia venerada y altamente preciada por toda la feligresía católica italiana. Pero más de siete siglos después, en 1991, ocurrió lo insólito: cuatro bandidos irrumpieron en el templo y sustrajeron la barbilla sagrada y los dientes de San Antonio, que se encontraban en una vitrina. La mandíbula estaba adornada con incrustaciones de joyas, y una esfera de cristal fungía como cráneo. El robo causó desde luego gran consternación en la comunidad cristiana.

La investigación del caso la condujo el general Roberto Conforti, reconocido por su éxito en el combate contra la mafia napolitana y el grupo terrorista de las Brigadas Rojas. Él encabezaba el Comando Carabinieri per la Tutela del Patrimonio Culturale, que bajo su mando se hizo de fama internacional.

Conforti logró rescatar la reliquia y restituirla a la Basílica de Padua, aunque la investigación continuó y condujo hasta Felice Maniero, jefe de la organización mafiosa Mala del Brenta, quien tras su aprehensión se declaró arrepentido. Sin embargo, desmintió a Conforti al afirmar que éste alteró su informe oficial sobre los pormenores de la recuperación de la pieza; el jefe policiaco reportó que la reliquia había sido encontrada cerca del aeropuerto romano Fiumicino, cuando en realidad nunca había salido de la región del Veneto, pues fue ubicada por los carabinieri en Ponte de Brenta, en la provincia de Padua. Por este motivo, a Conforti y a dos suboficiales del Arma de los Carabinieri se les abrió un proceso por concurso enfalsificación ideológica (concorso in falso ideologico).

El juez de instrucción Mauricio Gianesini,bajo las órdenes del fiscal de Padua, Bruno Cherchi, conminó al general a revelar la fuente que lo había conducido a la recuperación de la pieza. Con-forti se negó a hacerlo, pues alegó que sobre su informante pesaba la omertá -la ley del silencio impuesta por la mafia-, razón por la cual el hecho de revelar su identidad le causaría la muerte. Con-forti fue arrestado y confinado en la prisión militar de Peschiera sul Garda por desacato a una orden judicial.

Cumplimentado al arresto, el oficial reingresó al cuartel del Comando para la Tutela del Patrimonio Cultural, ubicado en el palacio barroco de la Plaza de San Ignacio en Roma, en donde se le recibió con honores militares. El general dio seguridades públicas de que los carabinieri respetan las instituciones, declaró que a la jurisdicción italiana le asistía la razón y aceptó que su encarcelamiento había estado...

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