Empresa familiar
| Autor | Mario Soto Figueroa |
| Páginas | 23-73 |
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La empresa es una entidad económica destinada a producir bienes, venderlos y obtener por ellos un beneficio. Las leyes la reconocen y autorizan para realizar determinada actividad productiva que, de algún modo, satisface las necesidades del hombre en la sociedad de consumo de la actualidad.1
Por otro lado, la economía positiva entiende por empresa, a la institución que realiza la combinación de factores con el fin de obtener productos y servicios en las mejores condiciones de racionalidad económica, de forma que satisfaga las necesidades de los clientes en forma eficiente.2
Además, en la economía normática se entiende como la institución que integra los entornos competitivos de la empresa, mediante su filosofía, cultura y estrategia empresarial, así como de su capacidad directiva, buscando la mayor eficiencia económico-social, tanto interna como externamente.3
De igual manera, es importante establecer el concepto de empresa, la cual se define como la unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios, con fines lucrativos.4 Esto establece la identificación plena de que es un lugar en donde se llevan a cabo estas actividades, con la firme intención de obtener ganancias.
Asimismo, se entiende por actividad industrial la extracción, conservación o transformación, de materias primas, acabado de productos y la elaboración de satisfactores.5
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Así, la actividad industrial es la unidad básica de producción, con personalidad jurídica propia que lleva a cabo una actividad de transformación a partir de la combinación de diversos factores productivos (materias primas, trabajo, capital), mediante el uso de una tecnología, para la obtención de determinados bienes conocidos genéricamente como manufacturas destinadas al mercado.6
Igualmente, por actividad mercantil se entiende a la utilización de una organización estable de capital y trabajo, para el ejercicio habitual y profesional de una actividad económica planificada, con la finalidad de intermediar en el mercado de bienes o servicios.7
Por otra parte, de acuerdo con la Ley del Impuesto al Valor Agregado, se considera prestación de servicios a la prestación de obligaciones de hacer, que realice una persona a favor de otra, cualquiera que sea el acto que le dé origen y, el nombre o clasificación, que a dicho acto le den otras leyes.
Sin embargo, no se considera prestación de servicios independientes, la que se realiza de manera subordinada, mediante el pago de una remuneración, ni los servicios por los que se perciban ingresos que la Ley del Impuesto Sobre la Renta asimile a dicha remuneración.8
Asimismo, empresa tiene la connotación de alguna acción o tarea que involucra dificultad, mediante esfuerzo y decisión. Dentro del significado mismo de dificultad, según la Real Academia Española, se encuentra precisamente la necesidad de entender bien algo y pronto, puesto que la alta exigencia del mercado y la compe-titividad no admiten realizarlo de otra manera.
Con lo anterior, se despierta la importancia de lo que representa emprender y realizar un esfuerzo por conseguir algo venciendo dificultades. Para lo cual, se requiere de firmeza en el carácter y determinación en la toma de decisiones empresariales.
Es decir, que ya el solo hecho de aceptar el reto de incursionar en ámbitos de competitividad, globalización y todo lo relacionado con el entorno económico
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de cualquier empresa, conlleva a una exigencia de calidad en las posibles tomas de decisiones,9 que son a la postre, lo que le dará la posibilidad de seguir adelante.
Consecuentemente, las empresas familiares han pasado por un proceso acelerado de modernización tecnológica, desarrollo organizacional y consolidación estratégica, a fin de incrementar su productividad y, por ende, su competitividad. Este proceso de modernización se podría explicar principalmente por tres hechos:10
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Los desafíos inherentes al proceso de globalización e internacionalización de las economías.
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El creciente interés que ha mostrado el gobierno e instituciones públicas y privadas, que han incrementado su labor de apoyo a estas empresas, mediante la oferta de recursos, capacitación y condiciones legales, para facilitar su desarrollo.
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La disposición de los empresarios para apoyarse, cada vez más, en asesoría externa y capacitarse, tanto en lo técnico como en lo gerencial. Por supuesto, estas acciones fortalecen la productividad y elevan la capacidad competitiva de una empresa familiar.
Actualmente, la competitividad de las empresas es un factor clave del crecimiento económico de una nación, en un entorno mundial cada vez más abierto y diná-mico.11 A su vez, depende de la relación entre el valor y la cantidad de producto ofrecido, así como de los insumos necesarios para obtenerlo y la productividad de los otros oferentes del mercado.12
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Así pues, se ha demostrado en el mercado que las alianzas estratégicas empresariales se han convertido en una gestión empresarial de vanguardia; la habilidad para gestionar dichas alianzas debe desarrollarse de manera continua y, seguramente puede mejorarse el proceso de búsqueda de socios y obtención de acuerdos, pero el aumento del número de las que se realizan muestra que se dispone de la habilidad gerencial necesaria para concluirlas y que, gracias a ellas, se completa el crecimiento directo, tanto en el país como en el exterior.13
Por otro lado, la globalización se refiere al proceso de reducir barreras entre países y fomentar una interacción económica, política y social más estrecha que logre un aumento en los flujos transnacionales y una intensificación de los procesos, de manera que el mundo se convierte, en algunos aspectos, en un solo lugar.14
Evidentemente, no hay que olvidar que la persona es la unidad básica de cualquier empresa, ya que la empresa está formada por personas.15 Así que, cuando se hable de empresa, indiscutiblemente, se referirá a un grupo de personas, que podría ser integrada y dirigida por miembros de una familia.
Cuando los integrantes de la empresa familiar conocen los objetivos y las razones de lo que deben realizar, en general contribuyen por propia iniciativa y con entusiasmo a llevar a cabo las tareas y se apoyan entre sí.16
Del mismo modo, nuestra Carta Magna17 señala también que: a ninguna persona podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos.18 Esto nos da la garantía de asociación que se requiere para conformar una empresa, sea esta familiar o no.
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También destaca nuestro máximo ordenamiento, dentro del plan de rectoría del desarrollo nacional, el apoyo a empresas bajo el principio de equidad social e, impulsando a determinados sectores de la economía, sujetándose a las modalidades del interés público.19
Así, emanado de la propia Constitución, en la parte de los derechos fundamentales, se encuentra el compromiso del Estado para llevar a cabo el Plan Nacional de Desarrollo, en el cual las cúpulas empresariales se han involucrado para llevar a cabo, en forma conjunta, dicho plan de rectoría del desarrollo nacional.20
Dentro del mencionado Plan Nacional de Desarrollo, los compromisos del sector privado son los siguientes:
Promover a México en el extranjero.
Producir con calidad y con el compromiso de alcanzar la excelencia.
Invertir agresivamente en la capacitación de nuestros colaboradores y sus familias.
Incorporar a PyMES, a cadenas productivas mediante capacitación de proveedores.
Invertir en innovación y colaborar con el sistema académico y universitario.
Coadyuvar para incentivar las exportaciones de productos mexicanos altamente competitivos.
Participar en el establecimiento de herramientas tecnológicas que, permitan controlar el ingreso de productos a territorio nacional que, pudieran representar un riesgo para la población, el medio ambiente o la seguridad nacional.
Fomentar el desarrollo de las empresas exportadoras, a través, de la asesoría o capacitación, respecto al cumplimiento de sus obligaciones.
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Indudablemente, corresponde al Estado la rectoría del Desarrollo Nacional, para garantizar que este sea integral y sustentable, que fortalezca la Soberanía de la Nación y su régimen democrático, y que mediante el fomento del crecimiento económico, el empleo y una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y clases sociales, cuya seguridad protege nuestra Constitución.21
El mencionado Plan Nacional de Desarrollo tiene como finalidad establecer los objetivos nacionales, las estrategias y las prioridades, que durante la presente administración...
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