Elementos jurídicos para el aprovechamiento energético de los residuos sólidos urbanos

AutorTeresita de Jesús Rendón Huerta
Páginas329-346

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Ver Nota1

Al Dr. Pedro López ríos, hombre íntegro y dedicado jurista, compañero de trabajo durante muchos años y perdurable amigo.

1. Introducción

El objetivo de este estudio es determinar los elementos jurídicos para el aprovechamiento energético de la basura municipal, a partir de su potencial para la generación de energía.

Un estudio como el presente, conlleva reflexiones no sólo jurídicas, sino filosóficas, en tanto promueve la reflexión sobre la naturaleza2como un sistema perfecto y estructurado, en el que todo obedece a una ley necesaria. Ya los griegos en la época clásica, consideraban que la creación es un principio dinámico capaz de generar armonía. Los recursos energéticos de

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origen fósil son escasos. Es fácilmente previsible la crisis que se desatará en esos sectores en el curso de las próximas décadas. El aumento de las demandas de energía y el descenso de las reservas del planeta, nos lleva obligadamente a la sustitución de esas fuentes.

“Las leyes naturales determinan —conforme a la escuela tomista— el tipo de comportamiento que corresponde a cada cuerpo o ser.”3Pero esa certeza se derriba cuando se ven con claridad las dimensiones del dominio del hombre sobre el medio ambiente, cuyas causas “antropogénicas”,4 originan impactos visibles a manera de cambio climático,5reducción de la capa de ozono, marea negra, efecto invernadero, erosión o extinción de especies. Esta es la realidad presente y permanente, sobre la cual se está construyendo el futuro. Aunque el ser humano es la forma de vida más inteligente en el planeta, es también responsable de la mayoría de sus daños.

Mientras el debate climático domina la esfera pública, la ineficacia de medidas institucionales que tan sólo anestesian, y la pérdida de legitimidad de muchos actores políticos, han adquirido en su conjunto, características de un verdadero colapso en el que queda de manifiesto la incapacidad de los entes públicos para salvar ya los bosques tropicales, los manglares o los humedales, ya las praderas o los arrecifes de coral. Ante ese estado de cosas, la comunidad local siente ajeno, vacuo o insuficiente el argumento gubernamental ambientalista, para apropiarse de él, y también para emprender acciones comprometidas. Actitudes que esconden tras de sí, un nihilismo tan aniquilante como la propia catástrofe ecológica.

Ese maremágnum constituye un gran desafío para la sociedad, para el orden jurídico y para los jefes de Estado, corporaciones y empresas, para políticos, legisladores, y para quienes ejercen el poder a través de la riqueza, de manera tal, que es preciso cuestionar las bases políticas y axiológicas, en que se fundamenta el modelo universal del crecimiento económico, orientado por la economía del mercado donde la competitividad de la producción y del consumo, generan la cultura de lo “superfluo imprescindible”. La preservación de la naturaleza como sostén de la humanidad y la ad-

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ministración de los recursos de la Tierra, deben ser siempre la base del desarrollo.

Aunque son cada día más intensos los estertores del planeta, y la amenaza que se cierne sobre toda la humanidad, es cada vez más fuerte, latente y continua, en muchos persiste la indiferencia. Es tremendo que los veranos e inviernos tan intensos, las tempestades, los terremotos, sean los encargados de exigir con urgencia a cada ser humano una actitud ética diferente, capaz de asumir el compromiso individual y colectivo que las condiciones actuales demandan. No se trata ya de contar sólo con instrumentos jurídicos internacionales. Esos están ahí: la Convención del Clima, la Cumbre de Copenhague, el Protocolo de kyoto, las Cumbres de la Tierra de Río de Janeiro y de Johannesburgo, la Declaración del Milenio, entre otros, que prevén mecanismos precisos.

La ciudad habla de las acciones de sus habitantes; en sus calles, en sus parques, en su estructura queda impresa la actividad de cada persona. La ciudad se duele de tantas agresiones, la ciudad se expresa, rechaza tanta basura, protesta. La ciudad es un ser vivo que alberga nuestras vidas. Algún día las ciudades del mundo, hablarán de la grandeza de sus moradores, de esa grandeza que no radica en ocupar sitios de privilegio, ni reside en una posición social, en un cuantioso patrimonio, en una jerarquía política, ni en la capacidad inquisitiva de la razón. De esa persona cuya grandeza depende de su libertad, que le permite convertirse en artífice de sí misma, de su entorno, de su presente y su porvenir.

II Cambio de Paradigmas

En un país como México que tradicionalmente se ha movido por el petróleo, resulta difícil concebir la basura municipal como una fuente de energía. Sin embargo, la actual situación energética en el mundo, motiva a la búsqueda de nuevos paradigmas energéticos, basados en fuentes alternas que se caractericen por ser renovables, sustentables y compatibles con el medio ambiente.

Durante los últimos años, México ha tenido avances en materia de regulación energética, respecto de la energía hidroeléctrica, eólica, geotérmica, energía hidroeléctrica, biocombustibles, nuevas tecnologías en el campo de las energías renovables no convencionales y el gas metano procedente de los rellenos sanitarios, así como proyectos para la mejora de la eficiencia

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energética en la transmisión de electricidad. No obstante, queda mucho por hacer.

Es manifiesta la necesidad de abrir un debate académico sobre aquellos paradigmas y desafíos a los cuales se enfrenta el sector energético en el país y teniendo como horizonte la construcción de una dimensión jurídica de largo plazo.

III Recursos energéticos

Desde la antigüedad, e incluso desde la prehistoria, hasta nuestros días la energía se ha obtenido de diversas maneras y de diversas fuentes. Es claro que el término ‘‘energía’’, no es propio del ámbito jurídico, sino de otras disciplinas. “El vocablo energía (del griego ????????/energeia, actividad, operación; ?????ó?/energos = fuerza de acción o fuerza trabajando) tiene diversas acepciones y definiciones. En física, “energía” se define como la capacidad para realizar un trabajo. En tecnología y economía, “energía” se refiere a un recurso natural (incluyendo a su tecnología asociada) para extraerla, transformarla y darle un uso industrial o económico.’’6 En tecnología y economía, una fuente de energía es un recurso natural, así como la tecnología asociada para explotarla y hacer un uso industrial y económico del mismo. La energía en sí misma nunca es un bien para el consumo final, sino un bien intermedio para satisfacer otras necesidades en la producción de bienes y servicios. Al ser un bien escaso, la energía es fuente de conflictos para el control de los recursos energéticos.7 Entre los recursos energéticos de origen orgánico o convencionales, se incluyen fundamentalmente el carbón y los hidrocarburos naturales (petróleo y gas), que se forman no como consecuencia de la acumulación de los restos inorgánicos de organismos (sedimentación bioquímica), sino de la acumulación, degradación y evolución de los propios restos orgánicos de estos organismos.

La principal diferencia entre los tipos señalados es que el carbón se forma fundamentalmente a partir de restos de vegetales superiores (hojas, tallos, troncos...), mientras que petróleo y gas se forman a partir de microorganismos (plancton, algas, bacterias...).8Es común clasificar las fuentes de energía según incluyan el uso irreversible o no de ciertas materias primas, como combustibles o minerales

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radioactivos. Según este criterio se habla de dos grandes grupos de fuentes de energía explotables tecnológicamente:

- Energías renovables: eólica, geotérmica, hidráulica, mareomotriz, solar, cinética, Biomasa, Gradiente térmico oceánico, energía azul, energía termoeléctrica generada por termopares, energía nuclear de fusión.

- Fuentes de Energías no renovables (o nuclear-fósil): Carbón, Centrales nucleares, Gas Natural, Petróleo, Energía atómica o nuclear, que requiere de Uranio o Plutonio.

Los recursos energéticos son el conjunto de medios con los que los países del mundo intentan cubrir sus necesidades de energía. La energía es la base de la civilización industrial; sin ella, la vida moderna dejaría de existir. Durante la década de 1970, el mundo empezó a ser consciente de la vulnerabilidad de los recursos de energía. A largo plazo es posible que las prácticas de conservación de energía proporcionen el tiempo suficiente para explorar nuevas posibilidades tecnológicas.9

Estas formas de energía se han aprovechado controladamente a ritmos exponenciales en razón de la capacidad tecnológica y económica y por su importancia, han llegado a ser materia de regulación constitucional.

El punto es, entonces, cómo es que determinadas fuentes y formas de energía han llegado a incorporarse al ordenamiento constitucional, de qué manera y con cuáles alcances.10iv. El servicio público municipal de limpia, recolección, traslado, tratamiento y disposición final de residuos

Previsto en el artículo 115 fracción III, inciso c) de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el servicio público de limpia se traduce en el aseo de la vía pública y demás lugares en que se desarrollan activida-

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des comunitarias, con el fin de evitar la proliferación de focos infecciosos y el mal aspecto que causa la basura.

Sin este servicio, el riesgo de epidemias sería muy grande, ya que la basura propicia la multiplicación de roedores e insectos que contaminan el aire y el agua. Contamos con escasos datos sobre este elemental servicio en épocas pretéritas, no obstante, se tienen noticias de que había disposiciones administrativas que debían ser acatadas por los...

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