Elementos de nuestra Constitución, 1812

AutorDavid Cienfuegos Salgado
Páginas581-596
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INTRODUCCIÓN
S
I ALGO habría de caracterizar el momento de inicio de la gesta in-
dependentista en México es que fue el de la reflexión constitucio-
nal, el del planteamiento de un modelo de organización estatal que
habría de resolverse entre los extremos que dejaba avizorar el mo-
mento político transatlántico. Apenas acaecida la muerte de Hidalgo
se iniciaría una pugna ideológica entre los extremos que iban de la
fidelidad fernandista hasta el advenimiento de un modelo republicano.
Ambos extremos aparecían matizados por la impronta que había dejado
el precipitado y accidentado inicio meses antes de que culminara 1810.
Ese momento inicial de reflexión aparecería marcado e influido
por el modelo juntista esbozado en la península y los planteamientos
soberanistas que enarbolaron entre otros los integrantes del Ayun-
tamiento de la Ciudad de México, con Francisco Primo de Verdad y
Melchor de Talamantes al frente. Ambos, aunque aparecerían esboza-
dos en los planteamientos iniciales de la Conspiración de Querétaro,
no quedaron firmemente arraigados en el imaginario insurgente ante
la ausencia de un documento definitorio. Si bien se pueden despren-
der hasta posiciones contradictorias en el actuar y consentir de Mi-
guel Hidalgo y Costilla y correligionarios, entre septiembre de 1810
y marzo de 1811, lo cierto es que a efectos de definición constitucio-
nal son pocos los aspectos que pueden servir de orientación, dejando
mucho espacio a la especulación.
Ante la incertidumbre sobre el camino que habría tomado la in-
surgencia de la mano de Hidalgo, los momentos posteriores a su cap-
tura y muerte serán de pugna entre dos posiciones enarboladas por
quienes se asumen como herederos del pensamiento del denominado
Padre de la Patria. Dicha pugna se encuentra plasmada en dos textos
definitorios del distanciamiento insurgente: los Elementos de nuestra
*Doctor en Derecho por la UNAM. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel II. Profesor-investigador de la Universidad
Americana de Acapulco y de la Facultad de Derecho, UNAM.
ESTUDIO CRÍTICO
Elementos de nuestra Constitución, 1812
David Cienfuegos Salgado*
DAVID CIENFUEGOS SALGADO
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Constitución, de la pluma de Ignacio López Rayón, y los Sentimientos de la Nación, de manu-
factura posterior por José María Morelos y Pavón. En ambos documentos se perfilan diferen-
tes modelos de organización estatal y social, y ambos tienen una impronta que los distingue:
la adscripción o no al modelo monárquico.
El objetivo de este trabajo es analizar los elementos de nuestra Constitución, esbozados
por López Rayón, y proporcionar algunos datos acerca de la reflexión en torno a la ideología
presente en dicho documento. De manera adicional se ofrece información acerca de su autor,
lo cual permite contextualizar el modelo de organización que se pretende alcanzar, a partir
del bagaje cultural presente en su redactor.
ANTECEDENTES DE LOS LÓPEZ RAYÓN
Hijo primogénito de Andrés López Rayón y Rafaela López Aguado, Ignacio López Rayón
nació en 1773 en el seno de una familia medianamente acomodada, en la entonces población
minera de Tlalpujahua, situada en Michoacán. Ambos padres eran descendientes de una fa-
milia española de prosapia, que aseguraban tener parentesco directo con el conquistador
Sancho López de Agurto, quien había logrado obtener una enorme fortuna derivada de la
explotación minera y agrícola. Los López Rayón fueron una de las ramas descendientes de
aquella estirpe.
A principio de la década de 1770, Andrés quien era primo de Rafaela pidió su mano, los
padres no tuvieron inconveniente en dicha unión, ya que con ello se daría continuidad al
apellido y, tema relevante en la época, se conservarían los bienes de la familia. Los primeros
días de octubre de 1772, Rafaela y Andrés contrajeron nupcias en la iglesia de Tlalpujahua.
Dicho matrimonio tuvo cinco hijos: en el año de 1773 nace el primogénito, a quien deci-
den llamar Ignacio; Ramón nació en 1775, José María en 1777, Rafael en 1780 y Francisco
en 1782.
Ignacio siempre presentó una gran facilidad por las letras, iniciando sus estudios de ma-
nera particular en Tlalpujahua, teniendo con ello el deseo de emprender la carrera de aboga-
cía. Fue enviado a Valladolid donde en 1786 obtuvo el título de bachiller. Su familia consi-
deró pertinente que continuara sus estudios de Leyes. Su madre insistió en que fuera a México
a cursar Leyes en el Colegio de San Idelfonso, logrando concluir sus estudios con notas so-
bresalientes. Obtuvo el título de abogado en el año de 1796.
Los López Rayón también enviaron a la Ciudad de México a Ramón, quien tenía inquie-
tudes literarias. Sin embargo, éste no consiguió el éxito escolar que deseaba, por lo que con
ayuda de sus padres estableció un pequeño negocio de ropa en El Parián, uno de los mejores,
si no el mejor mercado de la capital novohispana.
Don Andrés murió en 1797, por lo cual Ignacio regresó a Tlalpujahua para atender los
negocios familiares, dedicándose a las labores agrícolas y mineras, repartiendo dichas labo-
res con sus hermanos José María, Rafael y Francisco, quienes habían permanecido en el
pueblo atendiendo tanto las minas como los otros negocios. Debe destacarse que dichas la-
bores habían logrado posicionar a los López Rayón en el plano económico de la región.
En septiembre de 1810 llegaron a Tlalpujahua las noticias del movimiento iniciado por
el cura Hidalgo. Ignacio fue el primero en sumarse al movimiento y en abrazar la causa de la
independencia. Francisco, quien era el más pequeño de los López Rayón siguiendo el ejem-

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