Ehrenberg, en el origen

AutorFrancisco Morales V.

El neólogo Felipe Ehrenberg, entre tantas otras cosas, fue un maestro del hallazgo, un pepenador incesante y dedicado que podía hacer arte a partir de cualquier cosa, y también, como señala Lourdes Hernández, su viuda, un actor de sus propias obras.

Será por ello que la última serie que alcanzó a realizar, una suerte de testamento, o un diario de sus memorias más entrañables y estrambóticas, terminó cuidadosamente oculta en un cajón, esperando, con juguetón histrionismo, a ser hallada cuando llegara el momento.

Y así, sin más, en una gaveta de su estudio en su casa de Ahuatepec, Morelos, que el artista sólo pudo ocupar durante sus últimos 8 meses de vida, Hernández se topó, buscando otra cosa, con una serie de 34 collages que recorren, en clave personalísima, su vida y obra.

"Revisando entre los diferentes cuadernos de trabajo que tenía ahí, de repente se me abrió una de las libretas y dije: '¿Qué es esto?'", recuerda la viuda en entrevista.

"Saqué la libreta y hallé toda una serie de collages; todos son recortajes que fue haciendo, y claro, dije: 'No puede ser. ¿A qué hora hizo esto? ¿Por qué no me lo enseñó? ¿A qué hora lo trabajaba?'".

Fallecido el 15 de mayo de 2017, a punto de cumplir los 74 años, Ehrenberg pasó sus últimos meses en un insomnio creativo, escarbando entre sus papeles, memorabilia, fotografías, viejas obras de arte y objetos guardados durante décadas para crear su carta última.

Para quien esté familiarizado con la obra del neólogo, como lo nombró su compadre Fernando del Paso -porque hacía "de todo un poco y todo nuevo"-, esta última serie resultará un recorrido por los hitos artísticos del creador. Para quien no, es quizá una inmejorable puerta de entrada a la vastedad de sus símbolos, las variadas etapas de su estética, códigos personales y emblemas artísticos.

El próximo 20 de mayo, el Instituto de Estudios de Arte Latinoamericano (ISLAA, en inglés), presentará en Nueva York una exposición que, por primera vez, mostrará esos 34 collages en una muestra titulada Felipe Ehrenberg: Testamento.

"Para mí fue muy emocionante (este testamento) porque, de alguna manera, fue como la carta inesperada en donde él concluía: 'Mira, yo soy esto'; además, aquí está una lectura privada, íntima, de alguien que siempre dijo que el arte no podía ser explicado, que podía tener un discurso pero que cada quien se acercaba de una manera o de otra", reflexiona Hernández.

"Y no niega esa aseveración. Finalmente, este diario, las personas que...

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