Eduardo Caccia / Reggio Emilia

AutorEduardo Caccia

Repensar la educación es repensar el futuro de México. La reflexión surgió luego de un evento familiar que me pareció aberrante. Uno de mis hijos cursa el último semestre de Ingeniería Industrial. Avisó que iría a hacer un examen vía internet junto con un equipo de compañeros. La prueba consistía en usar un software de diseño para resolver ciertos cálculos. El punto es que los alumnos tardaron en el examen casi 24 horas, sin descanso, una especie de tortura diseñada por un maestro. Investigué luego con mis amigos ingenieros si en la vida real sucede algo similar. El consenso fue que no.

La educación alejada del pragmatismo de la vida real es una educación cara y deficiente. Me resulta incongruente que además haya universidades que ofrecen a sus alumnos graduarse con maestría, si permanecen unos semestres más inmediatamente después a su licenciatura. ¿En serio un alumno que no ha tenido contacto con el mundo laboral puede tener una maestría por acumular más teoría? Como estrategia mercadológica debe ser un éxito. Es como en el cine, aumentan tu ticket de palomitas: "por 5 pesos más se puede llevar el tamaño jumbo".

En la ciudad de Reggio Emilia, Italia, después de la Segunda Guerra Mundial, surgió un movimiento educativo que lleva el nombre del lugar y se esparció por varias partes del mundo. Se trata de una propuesta educativa que reta el modelo de educación convencional. Su fin es desarrollar las capacidades de los niños en un ambiente de juego, exploración, observación, descubrimiento y aprendizaje, donde los proyectos surgen del interés del alumno. Uno de sus postulados, en voz de su difusor original, Loris Malaguzzi, es "si se hacen cosas reales, también son reales sus consecuencias". Los maestros no fungen como depositarios del conocimiento, son también observadores que documentan las actividades y provocan en el alumno la búsqueda de conocimiento. Es un enfoque que lejos de preguntar "¿qué sabes de esto?", pregunta "¿qué opinas de esto?".

Pensé entonces en Leonardo da Vinci. No sólo el tremendo artista, me refiero al inventor, al creativo, al genio científico e imaginativo que logró sus prodigios con principios muy cercanos a los de Reggio Emilia. El método de Da Vinci ha sido condensado así: curiosidad, demostración, sensaciones, sfumato (lidiar con la...

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