La diversidad cultural y el T-MEC (Primera de dos partes)

AutorJorge Sánchez Cordero

La diversidad cultural es esencialmente dinámica, con significados variables y en constante mutación. Las inflexiones que ha tenido y tiene provienen de muchos factores, pero en especial de los avances científicos.

Un breve repaso de la historia del arte y de la ciencia podrían coadyuvar a esclarecer algunos arcanos contemporáneos.

Bertrand Russell (1872-1970), matemático y uno de los filósofos más influyentes del siglo XX, sostenía que para que existiera un elemento valioso en el arte debería mediar la genialidad, en tanto que para la ciencia cualquier esfuerzo, por modesto que pudiera ser, podría contribuir a un descubrimiento de importancia capital. El pintor y escultor cubista francés Georges Braque (1882-1963) complementó este razonamiento: sostenía que el arte se realiza para perturbar, mientras que, por el contrario, la filosofía de la ciencia busca atemperar.

Estos argumentos, válidos en su época, han sufrido empero importantes alteraciones en el umbral del siglo XXI. De hecho, las acotaciones son cada vez más frecuentes tanto en el arte como en la ciencia. El avance de esta última ha introducido conceptos que conllevan elementos de incertidumbre y caos, ya sea en las ciencias descriptivas, como la botánica, y en las estructurales, como la física.

Arte y ciencia

Ciencia y arte parecieran proseguir senderos distintos e incluso excluyentes, argumentación que contradice los eventos más relevantes en la historia de una y otra materias, los cuales siempre han reconocido varios comunes denominadores; uno de ellos es sin duda la búsqueda incesante de la innovación, que es el principal impulsor de la creatividad.

La innovación abjura del pretérito y lo confronta constantemente. La creatividad resulta, pues, una forma de aprendizaje en la que alumno y enseñante se fusionan en una misma persona. Esto ha sido especialmente cierto en las artes visuales, sobre todo en la pintura (Arthur Köstler).

La historia del arte está plagada de ejemplos emblemáticos respecto de los intersticios entre arte y ciencia, que pueden resumirse en procedimientos y técnicas como los siguientes.

En el antiguo Egipto, el secado súbito era fundamental en la pintura, pero implicaba una limitación para el artista. Con esta técnica la ejecución de la obra quedaba sujeta al apremio y requería de la presencia del creador in situ.

La implantación de la pintura encáustica, que se valía de la cera de abeja como aglutinante, alteró en forma importante la pintura egipcia tradicional. Esta variación permitió a los artistas plasmar en sarcófagos imágenes de gran vitalidad y satisfacer mejor sus ritos funerarios.

A fines de la Edad Media la introducción del aceite, que sustituyó al temple o emulsión, fue tan innovadora como la cera de abeja, pues volvió más lento el secado de la pintura y favoreció el trabajo sobre el lienzo. En suma, posibilitó la pintura de caballete, propició la movilidad del artista e...

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