Dispersión, concentración y división del poder

AutorJosé Antonio Crespo
Páginas27-31

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5. Dispersión, concentración y división del poder

¿En qué condiciones puede entonces un déspota abusar sin límite del poder sin ser llamado a rendir cuentas, con alta probabilidad de quedar impune, y en qué condiciones es más fácil hacerle rendir cuentas, es decir, sancionarlo política o legalmente por haber incurrido en tales abusos de poder? Este es un tema central de los estudios políticos, y está relacionado en buena parte, con la manera en que está distribuido el poder político.

La distribución de poder puede visualizarse a través de una gama de tonos, en la cual, en uno de sus polos existe la total dispersión, lo que significa que todos los miembros de la comunidad tienen la misma cantidad de poder. Esto puede traducirse en que en realidad ningún miembro de la comunidad tiene poder, ya que nadie tiene el suficiente como para imponer su voluntad sobre la de los demás. Esto es, para que el poder pueda ejercerse se requiere de que alguien lo tenga en mayor medida —quien lo ejerce— que el otro —quien sea afectado por ese poder. Para que el poder exista y sea ejercido, es necesario que esté mal distribuido, ya que si el poder se distribuye de manera perfecta desaparece. Por eso, en el polo que implica una perfecta distribución de poder estamos ante la anarquía, cuyas consecuencias ya hemos mencionado; es decir la “ley de la selva”, la guerra de todos contra todos, la incapacidad de tomar decisiones colectivas, etc., y en el otro polo de la gama de la distribución de poder nos encontramos con su total concentración. En este polo, todo el poder de esa comunidad está acumulado por una sola persona, a quien por esa razón llamamos “autócrata”, que etimológicamente significa el poder de uno solo. En otras palabras, en ese polo lo que hay es un monopolio de poder, y sabemos que, dada la naturaleza individualista de los humanos, quienes detentan cualquier

Distribución del poder

Autocracia

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28 El Estado

monopolio, político, económico, comercial, militar o mediático, tienden a abusar de él. En el ejemplo clásico del mono-polio comercial de un bien indispensable, el dueño puede establecer los precios que quiera y descuidar casi totalmente la calidad, ya que los consumidores seguirán pagando lo que sea necesario para adquirirlo. Es decir, la mala calidad de ese producto no se traducirá en un “castigo” para el dueño del monopolio, que no verá reducidas sus ventas ni sus ingresos, ni quebrará o será retirado del...

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