La diáspora de los tesoros precolombinos (Primera de dos partes)

AutorJorge Sánchez Cordero

Los coleccionistas italianos se vieron favorecidos por los cánones estéticos de los conquistadores, propios del medioevo y conforme a los cuales se despreciaba cualquier pieza que careciera de valor crematístico en Europa. La mentalidad española estaba gobernada por estas categorías, impregnadas de cosmogonía religiosa, tal como la revelación divina y el indefectible discurso sobre el origen de la humanidad. El paganismo fue el concepto que prevaleció en la clasificación de las culturas precolombinas, y cualquiera de éstas era relevante sólo como prueba de su existencia.

El influjo del medioevo

Cualquier análisis que pretenda explicar satisfactoriamente la travesía de las piezas mexicanas antiguas debe abordar inicial-mente las especulaciones y actitudes propias del medioevo, que incidieron de manera importante en el coleccionismo europeo de los siglos XVI, XVII y XVIII.

En los acervos iniciales se distinguen las reliquias atribuidas a mártires y apóstoles, las cuales adquirían esa condición por considerarse que estuvieron en contacto con ellos. Creencias como éstas motivaban peregrinaciones que, a su vez, dejaban importantes derramas económicas. Desde luego, esta última consideración bastaba para propagar los milagros y las revelaciones.

En la Edad Media y en el Renacimiento, por lo tanto, las reliquias eran valuadas por sus cualidades maravillosas o milagrosas, que condensaban su reputación mágica; motivo adicional para adornarlas con metales preciosos y sofisticadas artesanías.

Desde el Concilio de Arras de 1025 se decidió que los iletrados, impedidos para leer las Sagradas Escrituras, tuvieran acceso a la divinidad mediante la contemplación de las pinturas. Esta premisa resultó válida para la comprensión de las colecciones, en donde el orden no era lo relevante. Para los coleccionistas lo trascendente eran las curiosités, consideradas así por sus características u origen excepcionales, como el caso de las reliquias. Otros criterios estéticos en el medioevo que pudieran haber influido en la acumulación de las colecciones o en la clasificación de los objetos resultaban vacuos.

Fue hasta la época renacentista cuando los coleccionistas empezaron a definir sus objetivos y a legitimar sus actividades, pero empleando aún los criterios intelectuales de la época anterior. Ini-cialmente, en el Renacimiento se aceptó el significado de las colecciones conforme al pensamiento medieval; posteriormente el razonamiento teológico fue sustituido por el...

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