Deterioro urbano y calidad de vida en las grandes ciudades: una doble lucha de las organizaciones vecinales

AutorPatricia Safa Barraza
Páginas489-509
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Deterioro urbano y calidad de vida
en las grandes ciudades: una doble
lucha de las organizaciones vecinales
Patricia Safa Barraza*
* Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) en Occidente.
Introducción
Entre los diferentes actores sociales y políticos, la defensa del espacio
residencial propio provoca la definición y confrontación entre distintos
proyectos de ciudad, por ejemplo, los promovidos respectivamente por el
gobierno, por las empresas inmobiliarias, por los comerciantes y restau-
ranteros, y por las asociaciones vecinales. El proyecto de los empresarios
y desarrolladores urbanos se fundamenta en la defensa sistemática de la
propiedad privada y la acumulación de capital, y se manifiesta especial-
mente a través de los megaproyectos urbanos y el cambio del uso del
suelo de habitacional a comercial. Mantiene un modelo de ciudad segre-
gativo de las mayorías urbanas y relegador de las propuestas formuladas
por las asociaciones vecinales. Dispone de fuertes y variados recursos
(económicos, políticos e ideológicos) para legitimar y hacer pasar como
proyecto general el que, en realidad, es representativo de sus intereses.
El proyecto urbano de los vecinos se formula a contracorriente de las
concepciones predominantes (del gobierno, de los comerciantes, restau-
ranteros y los desarrolladores urbanos) que dificultan la legitimación y la
puesta en práctica de sus propuestas sobre varios elementos centrales de
la estructura urbana: la vialidad, el medio ambiente, la defensa de los es-
pacios públicos, el rescate de las calles por los peatones y por los ciclistas,
la seguridad pública, etcétera. Es resultado de la lucha social desplegada
por organizaciones y redes urbanas que exigen la recuperación del protago-
nismo de los gobiernos locales en la política urbana.
Patricia Safa Barraza
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En las grandes ciudades y, especialmente, en las zonas metropolitanas
del país, las organizaciones vecinales son actores decisivos para enfrentar
las fuertes transformaciones que en ellas ocurren a partir de la aplicación
de las políticas neoliberales desde finales del siglo pasado hasta la fecha.
Interesa analizar el impacto urbano que, para las zonas residenciales, están
conllevando tres procesos de distinto signo: el progresivo deterioro de
dichos espacios habitacionales, la desregulación en los cambios en el uso
del suelo y la construcción de megaproyectos que afectan fuertemente sus
servicios urbanos básicos y, en general, su calidad de vida.
En la literatura mexicana sobre las comunidades de base territorial
(tanto la de tipo sociológico y urbano como la antropológica y política)
predomina notablemente la relacionada con organizaciones de colonias y
fraccionamientos populares respecto de las de clase media y de sectores
privilegiados.1 Incluso en el caso de las populares es más numerosa la
dedicada a estudiar las ubicadas en la periferia de las ciudades respecto de
las situadas en el centro de ellas.
Por otra parte, este tipo de literatura remite notoriamente a la situación
prevaleciente en la Ciudad de México en comparación con la dedicada a
estudiar este fenómeno en otras ciudades del país. Dentro de la heteroge-
neidad económica, cultural y política de las asociaciones vecinales, pueden
distinguirse cinco situaciones básicas: 1) las vinculadas a antiguos pueblos
incorporados a la mancha urbana de las es, especialmente de las metropo-
litanas, 2) las ubicadas en espacios urbanos céntricos con carga y valor
históricos, 3) las establecidas en nuevos fraccionamientos residenciales, 4)
las creadas en conjuntos habitacionales en condominio, y 5) las corres-
pondientes a colonias populares. Los dos casos que analizo corresponden
a fraccionamientos residenciales de clase media.
De las organizaciones vecinales de la Zona Metropolitana de Guada-
lajara (ZMG) se seleccionó las de “Residentes de Chapalita, A.C.” y “Jar-
1 Los estudios que comparan entre sí las comunidades territoriales integradas respectivamente
por miembros de diferentes niveles sociales son muy escasos. Elena Ducci (1986) es una de las pocas
analistas que ha realizado un estudio comparativo de las organizaciones sociales de distintas clases so-
ciales en el Distrito Federal. Se trata de colectividades de base territorial tanto populares, de clase
media y residenciales como mixtas. Patricia Safa (1998), a su vez, realizó una investigación antropo-
lógica en tres espacios de la delegación Coyoacán: el Centro Histórico, el pueblo de Los Reyes y las
colonias populares de los pedregales para analizar por qué y cómo la gente se organiza para mejorar
su entorno habitacional y negocia con las autoridades locales sus demandas como vecinos de la Ciudad
de México. Recientemente, se han iniciado estudios sobre asociaciones vecinales que incluyen las de
municipios gobernados por el Partido Acción Nacional (PAN) en varias entidades federativas del país
(Cabrero, 2003).

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