Destino los separa; internet los reúne

AutorMaría Luisa Medellín

Cuando las puertas en el área de llegadas internacionales se abrieron, Maricarmen, menuda, de cabello rojizo y mirada expresiva, corrió presurosa hacia Juan Manuel Montemayor, su padre biológico.

Al borde de las lágrimas se fundieron en un intenso y prolongado abrazo; habían pasado 27 años desde que la vida los separó.

"Me parece un sueño tenerte de nuevo, ¡esto es irreal!", repetía Juan Manuel, alto, delgado, de rostro afable y gafas cuadradas con armazón metálica, mientras su hija descansaba la cabeza sobre su hombro y lo llamaba papá por primera vez.

Eran las 20:30 horas del miércoles, y ella había llegado al Aeropuerto Internacional Mariano Escobedo, en un vuelo desde Los Ángeles, donde radica.

A unos cuantos pasos, Silvia Amparo, Amanda, Juan Manuel y Victoria, los otros hijos de Montemayor, y medios hermanos de Maricarmen, contemplaban la escena entre emocionados e inquietos.

Silvia Amparo se frotaba las manos, y Amanda iba y venía con un ramo de flores y un globo metálico, hasta que alguien le dijo que si no se los iba a dar a la recién llegada.

Después de muchos abrazos y besos partieron a cenar y a disfrutar de la Ciudad de noche.

Los nervios no eran para menos, aunque de la misma sangre, hace apenas unas semanas su papá los enteró de la existencia de la joven, a quien dejó de ver en 1978, cuando ella tenía seis meses de edad, ya que su entonces esposa se fue con la niña y sus padres a Estados Unidos, por motivos que aún desconoce.

"Yo primero sentí celos y me enojé, igual que mis hermanos", platica Victoria, de 14 años, y la más pequeña.

"Me confundió que no nos lo dijera antes, pero luego pensé que mi papá tenía derecho a rehacer su vida".

Hubo una extensa charla sobre el tema, y Silvia Amparo, la mayor, decidió que debían encontrar a Maricarmen, o Marita, como la llama su papá, porque era parte de la familia.

Entró en la red y dejó un mensaje para ella en la página genealogy.com, con correo electrónico y número telefónico incluido.

Asombrosamente Maricarmen lo encontró a la primera la noche del 4 de diciembre, cuando tecleó sin muchas expectativas en un buscador de Google el nombre de su padre, el que supo por boca de un tío apenas un año atrás.

"Me puse a llorar", confiesa mirando con ternura a su papá, ya en casa de su nueva familia, en la colonia Libertad.

"Estaba con mi hermano, Bryan, y él me dijo que tuviera cuidado, porque si mi madre me había ocultado todo sobre mi verdadero padre algo raro debía haber pasado, y si...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR