La sinrazón, la desesperanza...

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- Son israelíes, árabe-israe-líes o palestinos. Unos siguen cegados por el odio, otros aún creen en la fuerza del diálogo, otros ya perdieron toda esperanza. Aplauden, sufren o denuncian la operación Escudo Protector, lanzada el martes 8 por Israel contra Gaza. Blogs, redes sociales, medios electrónicos, páginas web de organizaciones no gubernamentales se hacen eco de sus voces. Muhamad Ahmad Hussein Abu Harb es un campesino palestino de 32 años.Tiene dos hijos y vive en Deir al-Balah en el centro de la franja de Gaza. Fue entrevistado por teléfono el domingo 13 por integrantes de la organización israelí B'Tselem, respetado centro de información sobre derechos humanos en Cisjordania y Gaza.

"El domingo 13 nos levantamos muy temprano para comer el suhoor. Es la última comida antes de que empiece el día de ayuno del Ramadán. Luego mi esposa, mis hijos y yo regresamos a dormir en nuestra recámara. Mi madre y mi hermana Rawi-da fueron a dormir a otra habitación. El resto de la familia se quedó en el comedor. Todo estaba tranquilo.

"A las cinco y media de la mañana dos fuertes explosiones me despertaron. Toda la casa tembló y se derrumbaron unos muros. Todo el mundo se puso histérico. Llegaron unos vecinos y empezamos a buscar a mi familia en medio de los escombros. El cuarto de las mujeres era el más destruido. Estaba oscuro y lleno de humo. Encontramos a mi hermana. Se encontraba herida por grandes esquirlas, pero vivía. Despejamos los escombros que la cubrían. Una de las barras metálicas que soportaban el techo estaba clavada en su cadera. La extrajimos de su cuerpo y la sacamos; la tendimos en la calle.

"Después encontramos a mi madre. Estaba bañada en sangre, tendida en una esquina de la habitación. Lloraba de dolor. Le costaba trabajo respirar, pero sus heridas no se veían tan terribles. Otra hermana mía, Hanan, tenía heridas graves en el abdomen y en el pecho. Todavía respiraba. Mi hermano Marwan también estaba herido. Los vecinos nos ayudaron a sacarlos de la casa. Una ambulancia los llevó al hospital Ahuhadaa al Aqsa.

"Cuando los alcanzamos, poco después los médicos nos dijeron que Rawida había muerto, Hanan fue operada pero su vida todavía corre peligro, mi madre tiene varias costillas fracturadas y mi hermano tiene una mano rota."

"Su cráneo estaba abierto"

El miércoles 16 B'Tselem también entrevistó a Salman' Ali Abu Namus, funcionario público palestino de 34 años que vive en el campo de refugiados de Jabalyia, en el norte de la Franja de Gaza.

El viernes 11 Abu Namus fue a la mezquita, al sepelio de un vecino muerto en un bombardeo. Llevó a su hijo Saher, de tres años. Lo dejó fuera de la mezquita para que jugara con otros niños.

"A las cinco de la tarde se acabaron las oraciones y el imán empezó a honrar la memoria de nuestro vecino. Me quedé unos minutos en la parte de atrás de la mezquita y me aprestaba a salir para encabezar la procesión cuando escuché dos fuertes explosiones muy cerca. Salí. Todo estaba lleno de polvo. Cuando el aire se limpió un poco vi a mi esposa que bajaba la calle corriendo. Me precipité para alcanzarla. Vi como recogía en sus brazos a un pequeño y la oí aullar. Cuando estuve cerca de ella me di cuenta de que cargaba...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR