Desbandada en el CIDE

AutorFrancisco Morales V.

La desbandada académica en el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) ya no es una posibilidad en el horizonte, sino una dolorosa realidad cotidiana para quienes han pasado años de su vida trabajando en la prestigiosa institución educativa y de investigación.

En los últimos meses, más de una veintena de académicos de primer nivel han pedido licencia sin goce de sueldo; han buscado la jubilación temprana, o la que habían postergado por su vocación educativa: han decidido tomar su sabático, o definitivamente se han transferido a otras instituciones públicas y privadas en México y el extranjero.

Se trata, a decir de la planta docente, de un alejamiento forzado de las aulas del CIDE por una política de acoso gubernamental a la institución, orquestada desde el Ejecutivo, avalada por la Cámara de Diputados y el Senado, y ejecutada por el Conacyt, cuya titular es la bióloga María Elena Álvarez-Buylla.

"Hemos recibido solicitudes de sabático y licencias sin goce de sueldo como si no hubiera mañana", explica Céline González Schont, quien habla a título personal como profesora asociada de la División de Estudios Políticos del Centro.

Junto con los académicos Alejandro Madrazo Lajous, Catherine Andrews y Grizel Salazar, la profesora González Schont, quien ya solicitó su sustitución como directora de evaluación académica del CIDE, es un caso emblemático de una "limpia" en la institución emprendida por su nuevo director, el economista José Romero Tellaeche.

Desde octubre de 2021 a la fecha, estos cuatro académicos fueron removidos de puestos directivos, en casos distintos, ya sea acusados de pérdida de confianza, de "rebeldía" -el término literal usado-, sujetos a acoso laboral, o simplemente destituidos sin explicación alguna.

Llegado a la institución desde El Colegio de México, en un proceso que ha sido ampliamente criticado por atropellar los estatutos del CIDE, y habiendo precipitado un paro estudiantil de 47 días que culminó en enero de este año, Romero Tellaeche dirige una institución crispada y que, mayormente, rechaza su nombramiento.

El director general también ha sido acusado de plagios académicos que resultaron en el retiro de un artículo suyo de la revista El Trimestre Económico.

"El problema de fondo no es la persona del Dr. José Antonio Romero, el problema de fondo es el programa que le encargaron, de colonizar y subvertir, pervertir totalmente la naturaleza del CIDE", explica al respecto el historiador Jean Meyer, uno de los profesores emblemáticos del centro.

Este programa, responsable de la desbandada académica, tiene entre sus consecuencias más sonadas -y lamentadas por la comunidad del CIDE- la salida del economista Ugo Pipitone luego de 35 años de trabajo continuo.

Pipitone, un profesor querido y respetado en la institución, decidió no dar entrevistas al respecto, pero remite a una entrada en su blog para explicar los motivos de su partida.

"Acabo de dejar el CIDE y detrás de esta decisión hubo dos razones. La primera es que soy un anciano que hace tiempo ha cruzado la frontera de la edad de la jubilación", comienza.

"La segunda -más importante para mí- es que una institución que demoró décadas para adquirir su prestigio (en México y fuera de él) ha comenzado a torcer su rumbo en nombre del voluntarismo ideológico de su nuevo director que se siente encargado de la misión redentora de una institución 'conservadora' y 'neoliberal'. En nombre del pueblo, naturalmente. Nuestro país está plagado de redentores", lamenta.

La salida de académicos ocurre en medio de un marasmo administrativo, con irregularidades reiteradas, y un ahogamiento financiero que ha causado, entre otras afectaciones, un adeudo de más de 17 millones de pesos al personal académico.

"Todo el que puede jubilarse también se está jubilando, como el profesor Pipitone, y yo sé de otras personas que se van a jubilar pronto", alerta la internacionalista Lorena Ruano, secretaria general del Sindicato del Personal Académico del CIDE (SIPACIDE).

"Es una pérdida de capital humano importante y es difícil reemplazarlos, sobre todo en un contexto en el cual no les pagamos", denuncia.

Como parte de la red de 26 Centros Públicos de Investigación (CPIs) adscritos al Conacyt, el CIDE es un caso emblemático de las consecuencias de las políticas de la 4T sobre la ciencia que se realiza desde el Estado.

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