Denise Dresser / Paternidad

AutorDenise Dresser

México dividido. México polarizado. México conjugando el vocabulario de la confrontación: "fifís" y "chairos" y "señoritingos" y "pejezombies" y "neoporfiristas" y "canallines" y "chayoteros" y "AMLOvers". La nación nuevamente disputada entre quienes celebran la refundación augurada y quienes temen cómo ocurrirá. Una elección presidencial en la cual el enojo con el statu quo se ha impuesto sobre el temor de cambiarlo. López Obrador probablemente será el próximo Presidente y no por la calidad de su campaña, la claridad de sus planteamientos o el mismo proyecto de país que ofrece desde hace doce años. Su arribo al poder se explicará por factores coyunturales y estructurales; por lo que ocurrió en esta contienda y por lo que no ha ocurrido en las últimas dos décadas. Anaya y Meade no supieron competir y el sistema político y económico de México no se supo reformar. Hubo causa y efecto.

Sí, Anaya ha sido un androide más conectado con Silicon Valley que con su propio país. Sí, Meade ha cargado con la lápida del PRI sobre sus espaldas. Ambos cometieron errores tanto de táctica como de estrategia, y por ello se encuentran en un distante segundo y tercer lugar, atrapados por su personalidad y su partido. AMLO se atemperó, se rodeó de un equipo que lo modera, lo explica, lo traduce, le lija las asperezas, lo vuelve más digerible. Morena transitó del purismo al pragmatismo, llenando sus filas de enemigos históricos ahora convertidos en aliados alabados. Pero hay algo más profundo, más trascendental ocurriendo aquí y ahora. Algo que va más allá del reposicionamiento personal de López Obrador y la ampliación ideológica de su partido. En esencia, el mensaje del puntero no ha cambiado desde que ingresó a la oposición. Lo que sí varió fue la resonancia de ese mensaje.

Lo que en 2006 parecía radical, ahora parece necesario. Lo que en 2006 producía miedo, ahora nutre esperanza. La mayor parte del electorado -con convicción o con ambivalencia- está dispuesto a apoyar a AMLO debido a lo que ha vivido y padecido. Gobierno tras gobierno que no responde a las expectativas más básicas. Élites políticas y económicas indiferentes. La ausencia de respuestas urgentes a problemas apremiantes. La disfuncionalidad institucional. La partidocracia rapaz. La cuatitud corrosiva. La pobreza lacerante...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR