Denise Dresser / El dignificador

AutorDenise Dresser

La economía se desacelera y se contrae y AMLO sigue siendo popular. La inseguridad no cesa y el Presidente permanece con altos índices de aprobación. Los medicamentos escasean y el sistema de salud está en crisis pero la mayor parte de la población no culpa al peripatético paladín de Palacio Nacional. López Obrador contradice o traiciona las promesas que hizo en campaña pero sus seguidores no parecen culparlo por ello. La aureola de aceptación lo acompaña, dondequiera que va. Y las explicaciones ante la gloria garantizada -que los datos no minan o disminuyen o encogen- suelen ser las mismas. El líder cercano y humano; el hombre austero y dicharachero; el personaje que prefiere predicar a gobernar; el que enarbola la política del reconocimiento y mira de frente a ese México marginado que el neoliberalismo ignoró.

Pero a esos esfuerzos explicativos habría que añadirles uno más. Para aquellos a quienes visita en sus giras, manda mensajes en sus conferencias mañaneras, apela en sus arengas y convence con sus críticas, AMLO es el Gran Dignificador. Como argumenta Francis Fukuyama en su nuevo libro, Identidad: la demanda de dignidad y las políticas de resentimiento, las democracias contemporáneas no han logrado resolver el problema del thymos; esa parte del alma que anhela el reconocimiento de la dignidad. Esa dignidad que -en la narrativa lopezobradorista- élites tecnoburocráticas pisotearon, empresas rapaces dañaron, la era neoliberal desconoció. AMLO todos los días, con las palabras que pronuncia y las élites que embiste y las promesas que hace, se vuelve un megáfono del México marginado. Le da tribuna y voz. Entiende sus agravios y los magnifica.

Por ello la agresividad retórica del nacionalismo económico que justifica y la polarización política que promueve. López Obrador se propulsa hacia delante, atado a los resentimientos legítimos de millones que se han sentido poco respetados, poco protegidos, poco reconocidos por gobiernos cosmopolitas que hablaban de la modernización. Para ellos nunca llegó. AMLO empodera discursivamente a los de abajo, a los oprimidos, a los desposeídos, a los habitantes de las rancherías y los pueblos sin agua potable o luz o pavimento o escuelas. AMLO les habla a ellos: ya rescatamos a Pemex de la expoliación trasnacional, ya rescatamos al sector...

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