Democracia en México, la última utopía comunista

AutorJosé Raúl Linares

El 4 de febrero de 1977 el entonces presidente José López Portillo recibió en la residencia oficial de Los Pinos a una delegación de cinco miembros del Comité Central del Partido Comunista Mexicano (PCM).

Al frente del grupo estaba Arnoldo Martínez Verdugo, secretario general del partido. Lo acompañaban los excandidatos presidenciales Valentín Campa y Ramón Danzós Palomino, custodiados por los líderes comunistas Arturo Martínez Nateras y Marcos Leonel Posadas.

"Mi gobierno será respetuoso de las distintas corrientes y agrupamientos, entre ellos ustedes. Me preocupan las campañas que buscan el endurecimiento de la vida política y que promueven la represión", aseguró el presidente tras dos horas de reunión.

Con ese compromiso concluyó el primer acercamiento de un gobernante emanado del PRI, tras los hechos sangrientos de 1968 y 1971, años en los que los comunistas mexicanos actuaron en la clandestinidad.

En las actas, comunicaciones y cartas de éste y otros encuentros -a las que tuvo acceso este semanario- se aprecia que esa reunión permitió la transformación del programa comunista, que a su vez propició la democratización del sistema político mexicano.

El encuentro también resultó la primera piedra de la reforma política de 1977, la cual culminaría con el retorno a la vida pública de decenas de comunistas, activistas y guerrilleros, así como el registro permanente del PCM.

La tarde del 4 de febrero de aquel año, Martínez Verdugo le planteó a López Portillo "la intención de realizar a la luz pública el XVIII Congreso Nacional del PCM, en el que se decidirá el registro sobre el mismo como partido electoral", sostiene uno de los documentos mencionados.

Los comunistas expusieron la necesidad de reformar la Ley Electoral y avanzar una amnistía general para cientos de comunistas, guerrilleros y líderes políticos y sociales encarcelados por los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Ál-varez. López Portillo les garantizó que no volverían a ser acosados en sus actividades políticas.

"El Partido Comunista Mexicano, pese a no tener derechos políticos, había demostrado ser una fuerza política importante -recuerda Marcos Leonel Posadas-; incluso teníamos una fuerza superior a otros partidos que sí tenían registro y para el gobierno resultábamos un problema de gobernabilidad."

Dos años antes, cuando López Portillo fue designado candidato a la Presidencia de la República por el PRI, lo apoyaron de inmediato los "sectores obrero y popular" (CTM y CNOP), después el aparato del Estado bajo el dominio de Echeverría y luego los partidos Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y Popular Socialista (PPS). El PAN declinó postular a Pablo Emilio Madero por una crisis interna. López Portillo quedó como candidato único.

"Si no mal recuerdo, López Portillo obtuvo 97% de la votación. Era evidente que a los ojos de la gente el sistema político se había descompuesto. No existía oposición ni opciones políticas viables. El gran mito revolucionario -la democracia- se desmoronó. Fue entonces que decidimos luchar por nuestros derechos políticos y por la democracia en México, aunque lo hiciéramos sin registro".

En...

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