EN EL DEBATE / Patriotismo moderno

Manuel A. Hernández Ponce

En el marco de las Fiestas Patrias es pertinente reflexionar respecto al papel de la historia en nuestra cotidianeidad. Algunas avenidas de nuestra urbe son decoradas con adornos tricolor; los edificios históricos se engalanan con luces nocturnas de colores que resaltan su arquitectura. Son días de fiesta, donde destaca el grito de "viva México", así como el llamado de diversos sectores a la unión entre los mexicanos. Los desfiles, actos cívicos, marchas y guardias de honor forman parte de los actos oficiales, ello con el fin de amalgamar a los ciudadanos en torno al amor y respeto a la patria.

El gobierno actual encabezado por Andrés Manuel López Obrador, al igual que sus antecesores (de todos los colores, tendencias y épocas) han aprovechado las efemérides septembrinas para impulsar a su gobierno y acciones. El evento inaugural es el "día del Presidente" cuando se hace público el informe de gobierno, y alcanza su cenit con la ceremonia de "el Grito de Independencia". El uso que se hace de los héroes nacionales para aludir a una "herencia" ha causado controversia, particularmente en el contexto de la cuarta transformación.

La "4T" se autoproclamó heredera de la historia patria, donde gracias al sacrifico y valentía de los próceres, fue posible consolidar a la nación mexicana. La independencia fue la "primer gran transformación", a la que le siguieron la Guerra de Reforma (segunda transformación) y la Revolución Mexicana (tercer transformación). No alcanzarían estas líneas para trazar superficialmente la complejidad de cada episodio por lo que solo mencionaré que su narrativa tiene un común denominador: historias de lucha entre buenos y malos. Realistas contra independentistas; liberales contra conservadores; centralistas contra federalistas; revolucionarios contra fuerzas federales. Unos ganaron un lugar en los altares de la patria, y los otros fueron condenados a la infamia.

Esta visión miope de la historia es consecuencia de una visión decimonónica del pasado, donde sólo hay espacio para protagonistas, fechas y grandes batallas. Por tanto, es importante cuestionar la mirada histórica del gobierno actual, pues de seguir los pasos de la polarización, sólo habría espacio para luces y sombras, sin posibilidad de matices.

Es indiscutible que el nuevo gobierno de México alcanzó su legitimidad en las urnas como ningún otro que lo antecedió; no obstante desde el primer día de gobierno, se usó sistemáticamente a...

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